Este 8 de marzo de 2024, las mujeres volvieron a salir a las calles. Gritaron para no olvidar que, en 1908, en Estados Unidos, un patrón dejó encerradas a 130 mujeres y murieron calcinadas, exigiendo sus derechos.
Porque sus exigencias, reafirman, son históricas…

Todas juntas, como una sola, por ellas, por mí, por ti, por todas, por las que estamos y las que vienen, para que llegué el día en que sí podamos festejar que ni una más fue víctima de violencia.

Foto: Aline Espinosa

Llenaron las plazas del país, fueron unidad, grupo, comunidad y patria.
A las calles, niñas, adolecentes, jóvenes y adultas, que ahora en su plenitud, se atreven a denunciar que hace años esos matrimonios de paz, eran silencio y miedo…

Foto: Aline Espinosa

Tomaron las principales calles de sus ciudades, fueron reprimidas por policías municipales cuando pintaban consignas en las paredes, que denuncian las desapariciones, violaciones, feminicidios.
Porque, aunque alguien les reclame pintar una pared, ellas escriben: “es tu pared, pero era mi niña, hermana, amiga, madre”.

Foto: Aline Espinosa

¡Las niñas no se tocan, no es no! “Yo peleo por los derechos de las niñas, porque no tengo nietas, pero quiero que vivan en un lugar donde estén tranquilas”.
Diferentes carteles las acompañaron a darse abrazos sororos, desde la empatía.

Foto: Aline Espinosa

Las mujeres encendieron velas, cantaron, bailaron, se abrazaron y recordaron que no son botín político de nadie ni de nada.
Sus exigencias; trabajo, educación, salud, pero sobre todo seguir vivas.

Foto: Aline Espinosa

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