La elección reproductiva es fundamental para garantizar el derecho de las mujeres a su autonomía corporal, sin embargo, sólo 57% de las mujeres, a nivel mundial, pueden elegir sobre sus derechos sexuales y reproductivos, no así para el resto.
Las cifras advierten que los embarazos no intencionales es una crisis desatendida, por lo que preocupa al Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU).
Los datos señalan que la tasa de embarazos no intencionales, a lo largo de 29 años (entre 1990 y 2019) descendió a nivel mundial, no obstante, al año se registran 121 millones de embarazos no intencionales, es decir, un promedio diario de 331 mil embarazos.
Este panorama representa un fracaso en el respeto del derecho humano básico. Además, se espera que el panorama empeore […] con el continuo crecimiento demográfico en todo el mundo, significa que la cifra absoluta de embarazos no intencionales seguirá aumentando si no toman medidas contundentes”, señala la FNPNU en su reciente informe.
Detalla que para reducir la tasa de este tipo de embarazos es necesario atender las múltiples causas que se relacionan entre sí: la desigualdad de género va de la mano con altos índices de pobreza, violencia y coacción, bajos niveles de educación y empleo. Además se relacionan también con altas tasas de mortalidad materna.
El desarrollo social, económico y mayores niveles de igualdad de género guardan estrecha relación con la disminución de cifras de embarazos no intencionales, por lo que el FNPNU advierte la importancia de los países miembros de las Naciones Unidas para atender estas situaciones como parte de los acuerdos que hicieron en Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Una cuestión importante que resalta de este informe es que hay una correlación importante con respecto al aborto, ya que según registra en la actualidad, a nivel mundial, 29% de todos los embarazos —una combinación de planeados y no intencionales— terminan en aborto.
Además más de 60% de embarazos no intencionales terminarán en aborto y 45% de todos los abortos se realizarán en condiciones de riesgo.
“Cuando estos abortos se llevan a cabo en condiciones de riesgo aumenta la morbilidad a corto y largo plazo de las mujeres, e incluso de muerte. En las circunstancias en las que el aborto es ilegal o un servicio inaccesible por algún motivo, los embarazos no deseados se han calificado de maternidad forzosa”, apunta en el mismo tenor la comisión Económica y Social para Asia Occidental (2004).
Cuando las personas son obligadas a seguir adelante con embarazos no deseados, se refuerzan estereotipos de género “y deja patente la mentalidad discriminatoria según la cual señala que el valor de las mujeres y las niñas radica exclusivamente en sus capacidades reproductivas”.
UNFPA advierte que de 96% de la población adolescente mundial (con exclusión de China y países de ingreso alto) en países en desarrollo: casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes (20 a 24 años) dieron a luz en su adolescencia —etapa comprendida entre 10 y 19 años—. La mitad de estas madres adolescentes eran niñas —17 años o menos— y, por lo general, siguieron teniendo hijos el resto de su infancia.
Cuando se les arrebata, a niñas y adolescentes, la posibilidad de elección sobre sus cuerpos, tiene incidencia en salud, pobreza, desempleo y violencia.
Esta problemática, que persiste en países del continente africano, Asia y Medio Oriente, y en América Latina, no se reduce a elegir anticonceptivos, sino que es un prisma en el que los programas deben ser accesibles y “encarar de lleno el estigma, la información errónea, la capacitación de los trabajadores de la salud, la educación sexual integral y la desigualdad de género”.
Por esta situación, UNFPA urge a que los estados miembros, del que también forma parte México, cumplan con los convenios en materia de derechos humanos para que mujeres, niñas y adolescentes, gocen de ejercer su autonomía reproductiva y salud sexual, con miras alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.