Filipinas comenzó a votar la mañana del lunes (hora local) para elegir a su nuevo presidente, con el hijo del exdictador Ferdinand Marcos como favorito para ganar la contienda, según las encuestas.
Las urnas abrieron a las 06:00 locales horas del domingo, constataron periodistas de la AFP. La votación se extenderá hasta las 19H00 locales.
Cerca de 40 años después de que su padre fuera depuesto y enviado al exilio, Ferdinand Marcos hijo parece enrumbado a restaurar el poder familiar.
Diez candidatos buscan suceder al actual presidente Rodrigo Duterte, pero solo Marcos y su rival Leni Robredo, actual vicepresidenta, parecen tener opción de vencer.
Personas con mascarillas hacían fila antes del amanecer para sufragar frente a escuelas y otros sitios convertidos en centros electorales a lo largo del archipiélago.
Se espera una alta participación entre los más de 65 millones de filipinos habilitados para votar.
“Un éxito. Las largas filas son magníficas. Los filipinos querían ser escuchados”, declaró George García, de la Comisión Electoral, en un mensaje a periodistas.
Marcos votó con su hermana menor, Irene, en la escuela Mariano Marcos en la ciudad norteña de Batac, de donde procede su familia.
Más de 60.000 agentes de seguridad fueron movilizados para resguardar el proceso electoral. No se han reportado incidentes.
Tras una áspera campaña, las encuestas de opinión apuntan a una clara victoria de Marcos, con una ventaja de dos dígitos sobre Robredo en los últimos sondeos.
Bajo la ley electoral filipina, el ganador es el que obtenga más votos, sin necesidad de un porcentaje mínimo de respaldo.
Derechos amenazados
Desde que Robredo anunció su intención de disputar la presidencia en octubre, surgieron grupos de voluntarios en su apoyo a lo largo del país buscando convencer a los votantes de respaldarlo.
La campaña de Marcos se ha esmerado en encubrir el historial brutal y corrupto del régimen de su padre y en aprovechar el desencanto de los votantes con los últimos gobiernos.
Tras seis años de gobierno autoritario de Duterte, defensores de derechos humanos, la iglesia católica y analistas políticos han expresado temor de que Marcos se sienta impulsado a gobernar con aún más dureza si gana por amplio margen.
“Creemos que la crisis de derechos humanos va a empeorar en el país”, declaró Cristina Palabay, secretaria general de la alianza Karapatan de derechos humanos.
Robredo, una abogada y economista de 57 años, prometió limpiar la política filipina, una democracia que arrastra una tradición de feudalismo y corrupción.
Por su parte, Marcos y su candidata a vicepresidenta, Sara Duterte, ambos hijos de líderes autoritarios, han insistido en que son los más calificados para unificar al país.
Cientos de miles de simpatizantes vestidos de rojo llegaron el sábado al mitin de Marcos y Duterte en Manila, en el cierre de su campaña.
Una asistente, Josephine Llorca, consideró mejor apostar por otro Marcos porque los gobiernos posteriores a la revolución de 1986 que depuso al entonces dictador no mejoraron la vida de la población.
“Lo probamos y fueron incluso peor que el tiempo de Marcos”, declaró Llorca.
El analista político Richard Heydarian advirtió que una victoria amplia de Marcos podría permitirle hacer cambios constitucionales que afiancen su poder y debiliten la democracia.
“(Rodrigo) Duterte nunca tuvo la disciplina ni los medios para llevar su agenda autoritaria a su extremo lógico”, señaló Heydarian.
Otros candidatos que aspiran a la presidencia en Filipinas incluyen al exboxeador Manny Pacquiao y el actor Francisco Domagoso.