¿En qué se han traducido 90 días de la invasión rusa en Ucrania?
¿Cómo explicar la destrucción casi total de ciudades y pueblos?
Para quienes lo han perdido todo en medio de incesantes ataques, la rutina de un día normal es inalcanzable, por ahora.
“Me gustaría vivir en mi apartamento, en tiempos de paz, ir a trabajar. Estar con mis hijos”, expresó Elena Ilina, habitante de Ucrania.
Calles y edificios desiertos son testigos mudos de atroces crímenes.
No tuve tiempo de tomar mi teléfono, no tuve tiempo de hacer nada. Simplemente, en silencio, me empujaron sobre la cama, en silencio me apuntaron con la ametralladora, me desnudaron”, comentó Elena, víctima de violación en Ucrania.
Durante tres meses los bombardeos han despedazado las entrañas ucranianas; las cifras de heridos, muertos y desaparecidos aumenta cada día, cuando suman ya casi mil 500 ataques con misiles y 3 mil ataques aéreos, conforme avanza la limpieza de escombros se descubren otras barbaries.
Se cuentan por decenas las historias de familias en las que han muerto uno o más integrantes.
Explicar a una madre que su hijo murió bajo el fuego ruso es una noticia tan frecuente como indeseable.
Los invasores necesitaron 2 mil 160 horas para someter a Mariúpol, la ciudad portuaria que cayó tras la salida de los combatientes ucranianos de la acería “Azovstal”.
La vida, dicen, no será la misma…
Sin electricidad ni servicios básicos parece lejana la calma.
Cuando el hogar se rompe, la vida se rompe. Sin trabajo, sin comida, sin agua. Cuando con niños y mi nieto compartimos una cucharada. Y otros niños morían de hambre en los hospitales… ¿qué futuro? No tengo esperanza de nada”, dijo Angela Kopytsa, habitante de Mariúpol, Ucrania.
La gente sigue huyendo despavorida frente al estruendo de alguna explosión.
“¿A dónde podemos ir? Hay bombardeos en las calles. Seguimos esperando y no termina. Y no entendemos quién dispara ni desde dónde”, señaló Tamara Nesterenko, habitante de Severodonetsk, Ucrania.
Más de 14 millones de personas abandonaron sus hogares, aunque miles han regresado a buscar lo que queda en pie.
Kiev, la capital, comienza a recuperar su ritmo de vida, y en Jarkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, el metro reanudó el servicio, tras el repliegue de las tropas rusas que no pudieron tomar la ciudad.
Ucrania inicia así el cuarto mes de invasión bajo la advertencia de que las semanas siguientes serán aún más duras.
No tenemos otra alternativa que luchar. Luchar y ganar. Para liberar nuestra tierra y a nuestra gente”, enfatizó Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania.