Hoy en día, miles de migrantes aprovechan un espacio del muro fronterizo para internarse en Estados Unidos.
No cruzan a nado el Río Bravo en la frontera con Texas, no escalan la valla ni caminan horas por el desierto a riesgo de sus vidas.
“Antes, básicamente caminaban desde su país, desde México o Centroamérica”, dijo Fidel Cabrera, agente de la patrulla fronteriza de EUA.
Ahora, provenientes en su mayoría de América del Sur, llegan por avión al noroeste de México para desplazarse a este hueco del muro situado entre Yuma, Arizona y los algodones, Baja California.
Una vez dentro de territorio estadounidense, hombres, mujeres y niños, esperan pacientemente la llegada de la patrulla fronteriza, para entregarse voluntariamente y solicitar asilo a las autoridades estadounidenses.
“El tipo de migrantes que estamos viendo ahora es diferente al de años anteriores. Tienen los medios para poder volar a los aeropuertos locales o más cercanos”, agregó Fidel.
“Llegamos en avión a México y de allí para acá en bus para pedir asilo político por la violencia en Colombia”, dijo una persona migrante de Colombia.
El 89% de los 140 mil migrantes que han ingresado por este espacio de la muralla, recibieron una respuesta positiva a su demanda de asilo, después de argumentar que son perseguidos en sus países de origen y la voluntad de reunirse con sus familias residentes en Estados Unidos.
“Al parecer, están más receptivos. Nos dan la oportunidad de presentarse, contar su caso, eso es lo que queremos”, agrego el migrante colombiano.
Durante este año fiscal, la patrulla fronteriza detuvo a casi un millón 300 mil migrantes, un incremento del 75% frente a 2021.
El “hueco de yuma” registró el mayor aumento de estas detenciones. El 40% de los solicitantes proviene del Caribe, América del Sur, África y Asia.