Pese a lo riguroso de su método científico, la paleontología tiene mucho de asombroso, toda vez que permite asomarse a panoramas excepcionales de nuestro pasado en los que quedaron plasmados rastros de vida antigua gracias a condiciones únicas de tiempo y lugar, se comentó en la inauguración del ciclo de conferencias “Los fósiles que nos unen. El patrimonio paleontológico de Sonora”.
Organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Consejo de Paleontología (ConPal) y del Centro INAH Sonora, así como por la Asociación de Cronistas de Sonora, la actividad académica que sesiona también este jueves 26 y viernes 27 de agosto a las 19:00 horas –tiempo de la CDMX–, busca divulgar la importancia del patrimonio paleontológico entre los distintos públicos, pero con énfasis en el juvenil.
Ya inició la primera jornada en línea “Los fósiles que nos unen. El patrimonio paleontológico de Sonora”
— CentroINAHSonora (@CISonora) August 26, 2021
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Los fósiles nos unen en la curiosidad pero también en la investigación, así como en la necesidad de recuperar, a través de ellos, la historia del planeta Tierra”, declaró al citar los proyectos de tipo paleontológico que el INAH desarrolla”, director general del INAH, Diego Prieto Hernández
La primera conferencia del ciclo, Historia e importancia de la investigación paleontológica en Sonora, fue impartida por el investigador de la Estación Regional del Noroeste del Instituto de Geología de la UNAM, Carlos González León, quien hizo un recorrido por la investigación en esta entidad, la cual inició en 1866, cuando el francés Augusto Rémond de Corbineau colectó fósiles de corales, braquiópodos y de plantas en las regiones de San Javier y el cerro Las Conchas.
En Sonora, explicó, existen vestigios fósiles precámbricos de estromatolitos, cianobacterias que desde hace 3,500 millones de años fueron los primeros seres vivos en la Tierra, los cuales han sido registrados por investigadores como Isauro Gómez y Lorenzo Torres, en formaciones del municipio de Caborca como las denominadas Gamuza y Papalote, con una temporalidad de al menos 1,100 millones de años.
La investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, Fátima Marcos Fernández, hizo mención de la labor de restauración que acompaña al descubrimiento y posterior resguardo de los fósiles.
En paleontología, puntualizó, toda restauración debe cumplir tres criterios: tiene que ser reversible; fácilmente discernible:
Que se pueda distinguir la intervención de lo que es original”; y debe ajustarse a criterios de mínima intervención, es decir, actuar en la pieza solo lo necesario para que esta sea estructuralmente fuerte.
También se impartirán Los sitios paleontológicos de Esqueda y Fronteras, por parte de la especialista de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, Alejandra Bourillón Moreno, y Los hadrosaurios, los dinosaurios con pico de pato, que impartirá el doctorante del Posgrado en Ciencias Bilógicas de la UNAM, Ángel Ramírez Velasco.