Por momentos, las y los ucranianos parecen olvidar la invasión rusa: los gritos, llantos, estruendos de bombas al impactar en casa, escuelas, teatros, calles y la muertes de vecinos, amigos o familiares.
Disfrutar de una simple caminata bajo los rayos de Sol se presenta como un lujo, cuando hace apenas 120 días el caos reinada en las calles de Kiev, la capital, tras los primeros bombardeos rusos.
La ciudad muestra un resurgimiento, habitantes y autoridades intentan seguir adelante, aunque la incertidumbre siga haciendo ecos en los silencios y las imágenes que llegan del otro lado del país recuerdan que la batalla continúa.
En Kramatork, en la región oriental del Donbás, buscan recuperar algo de vida cotidiana, a pesar de que las tropas rusas avanzan muy cerca y el miedo, como las carencias son palabras. “Por supuesto, es aterrador estar tan cerca de la línea del frente, pero estamos tratando de aguantar”, declaró Sofiya, quien es vendedora de cerdo y carne, Kramatorsk.
Las Naciones Unidas documentan que un tercio de la población de Ucrania dejó atrás sus hogares desde el 24 de febrero, convirtiéndose en el mayor éxodo que ha vivido Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Mientras que más de siete millones han buscado una vida vida dentro de Ucrania.
Otros siete millones cruzaron las fronteras en búsqueda de refugio en los países vecinos, en particular Polonia, que fue el que más personas ucranianas arropó. Se estima que 2.3 millones de personas ucranianas han regresado, porque dicen, sobrevivir lejos del hogar requiere de mucho dinero.
Ciudades ucranianas clave, al este y sur, enfrentan ahora los combates más difíciles, entre ellas Odesa, Mikolaiv, Severodonetsk, Lugansk, Kramatorsk y Bajmut. “Es el mal, el mal que solo se puede calmar en el campo de batalla”, dijo el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
“Somos de Bajmut. Decidimos irnos. Es muy difícil. Ni luz, ni agua, ni gas, nada. ¿Cómo vamos a vivir? Hay bombardeos. Se ha vuelto muy aterrador”, declaró Lily, habitante de Bajmut.
Más de 2 mil 600 misiles rusos fueron disparados contra territorio ucraniano, según informes del gobierno, sin hacer distingo entre objetivos militares o civiles.
Además, el mundo ha comenzado a sentir los efectos del bloqueo de cereales en los puertos ucranianos del Mar Negro y las y los agricultores no pueden vender ni sembrar.
“No tenemos suficiente para sembrar, así que el próximo año podría ser peor que éste”, añadió el director ejecutivo de HarvEast, Dmitry Skorniakok.