El bloqueo a las exportaciones de granos de Ucrania impuesto por Rusia pudo haber contribuido a los disturbios en Sri Lanka, que tienen al país sumido en un caos económico y político, y puede generar otras crisis, aseguró el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, durante una visita a Tailandia.
“Constatamos en todo el mundo una inseguridad alimentaria creciente que se ha visto exacerbada de forma considerable con la agresión de Rusia contra Ucrania”, agregó.
Informes recientes de la Organización de las Naciones Unida (ONU) constatan que antes de la crisis de COVID-19 la “inseguridad alimentaria aguda” afectaba a 130 millones de personas y ahora ha aumentado a 276 millones.
Los intentos de los productores de granos de mover las más de 20 millones de toneladas almacenadas son infructuosos porque el conflicto impide desplazar grandes cantidades por los tres puertos del Río Danubio y resulta incosteable sacarlos a través de sus 12 pasos fronterizos con países europeos.
“El costo para entregar la cebada cosechada este año al puerto rumano más cercano, por ejemplo, es de entre 160 y 180 dólares por tonelada, en comparación con los 40 o 45 dólares previos, y un campesino que vende cebada a un intermediario recibe menos de 100 dólares por tonelada, lo cual pone en severa crisis a varios sectores”, explicó Mykola Horbachov, responsable de la Asociación Ucraniana del Grano.