Rafael Caro Quintero dominaba el mundo del narcotráfico en México antes de Joaquín Guzmán, Amado Carrillo, los Arellano Félix y de Juan García Ábrego.
A finales de los 70, fundó junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, el Cártel de Guadalajara, considerada la primera gran organización criminal en el país.
A tal grado llegaba su poder que en algún momento, se dijo, ofreció pagar la deuda externa del país. Unos 80 mil millones de dólares, a cambio de que el gobierno lo dejara operar con libertad.
Este viernes, al momento de su captura, Caro Quintero era uno de los diez hombres más buscados por el Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI), y la DEA ofrecía por él una recompensa 20 millones de dólares.
La razón viene de lejos…Y se remonta hasta marzo de 1985, cuando fue asesinado el agente de la DEA, Enrique Camarena, secuestrado un mes antes, cuyo cuerpo presentaba visibles huellas de tortura.
Caro Quintero fue señalado como responsable de ese asesinato, y el gobierno del entonces presidente Miguel de la Madrid, a petición de la Casa Blanca, emprendió su cacería; el capo ya había puesto tierra de por medio.
Pero fue detenido en Alajuela, Costa Rica, el 18 de septiembre de 1985.
Desde 1985 y hasta 2013, Caro Quintero estuvo preso en distintos penales en México: en Almoloya de Juárez, en Matamoros y finalmente en Puente Grande, Jalisco.
Fue sentenciado originalmente a 199 años de cárcel por los delitos de secuestro, homicidio calificado, asociación delictuosa y tráfico de mariguana, entre otros.
Sin embargo, de su condena sólo cumplió 40 años, el máximo permitido por las leyes mexicanas de esa época, de los cuales pasó tras las rejas 28 años.
El 9 de agosto de 2013, durante el sexenio de Peña Nieto, dejó el penal de Puente Grande, a los 61 años de edad, gracias a que un Tribunal Colegiado le concedió un amparo por considerar que el caso del asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, debió de ser juzgado en el orden local y no en el federal.
La justicia corrigió y el 16 de enero de 2015 un tribunal federal lo declaró nuevamente culpable por el crimen de Camarena. Desde entonces estaba prófugo.
Casi nueve años después, con su reciente captura, Estados Unidos acaricia la posibilidad de cobrar cuentas pendientes.