A pesar del complicado escenario durante la pandemia, la industria manufacturera se ha mostrado resiliente y ha conseguido impulsar la reactivación económica, incluso a niveles prepandemia, así lo señala el reporte de Flex, una empresa líder en manufactura.
Sabemos que, desde 2020 a la fecha, han sido años complicados en materia económica en todo el mundo, debido a la aparición en escena de COVID-19. Se suspendieron diversas actividades económicas calificadas como no esenciales, por las medidas de confinamiento.
De acuerdo con el estudio “Consideraciones del impacto de la recuperación económica de los Estados Unidos sobre la economía mexicana”, del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, el cierre de las actividades económicas generó un choque de oferta que llevó a la caída de la producción de bienes y servicios y, posteriormente, a una contracción de la demanda externa a nivel mundial.
El análisis reporta que, si bien, tanto la economía de Estados Unidos como la mexicana padecieron los efectos colaterales de la pandemia, las consecuencias en el sector manufacturero de exportación nacional fueron relevantes ante la estrecha integración comercial existente entre ambas economías.
Por ello, el reporte indica que se espera que la reactivación económica del país vecino beneficie a la economía mexicana y, al mismo tiempo, atraiga la recuperación del dinamismo del sector exportador.
Datos de la Secretaría de Economía (SE) y Banco de México (Banxico) refieren que la manufactura es el sector que más atrae al capital extranjero, debido a que 24 de cada 100 pesos están invertidos en compañías de este ámbito.
Por su parte, la consultora Statista reveló que alrededor de 18% del Producto Interno Bruto (PIB) en México provenía de este sector en 2021; además, estima que nueve millones de personas laboran en alguna de estas industrias desde la electrónica, automotriz, industrial hasta la elaboración de dispositivos médicos.
¿Cómo ayuda la manufactura en la reactivación económica?
Según la firma Flex a pesar del complicado escenario durante la pandemia, la industria manufacturera se ha mostrado resiliente y ha conseguido impulsar la reactivación económica.
Lo anterior, incluso, a niveles prepandemia, logrando superar factores adversos como: los cuellos de botella en la logística mundial, el mayor impacto por inflación en productos y servicios, provocado por las tensiones en la geopolítica actual, los desajustes en los costos de la energía y el desabasto de semiconductores que afecta al sector automotriz.
“La pandemia nos mostró la importancia de invertir en nuevas tecnologías de manufactura y, sobre todo, en nuestra gente para evitar interrupciones en el negocio y poder seguir trabajando de forma regular aún en tiempo de crisis”, dijo David Segura, vicepresidente de Operaciones de Flex, Guadalajara.
Esta perspectiva empata con el estudio de KPMG International Manufacturing Prospects 2022 que arrojó que 70% de los ejecutivos de la industria se asegurarán de que su cadena de suministro sea resiliente en el caso de un cierre global o de restricciones de viajes.
Por su lado, Oscar de la Parra, vicepresidente de Operaciones en Flex Aguascalientes, subrayó que, durante los dos años de pandemia, la empresa incrementó su capacidad en producir bienes para la industria médica.
Para ello, ofreció capacitación continua a sus empleados para acelerar la producción y mejorar controles de calidad, ayudando así a aliviar las necesidades del sector salud, entregando productos terminados directamente como camas de hospital, a fin de ser utilizados lo antes posible.
Historia de la Manufactura
Ante este recuento, ¿qué es la manufactura? La revista +Ciencia de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Anáhuac describe a este concepto como: todo aquello que miramos, es decir, jeans, bicicletas, juguetes, libros y los objetos que nos rodean se fabrican mediante lo que se conoce como procesos de manufactura.
Manufactura quiere decir: “hecho con las manos”, de ahí viene su raíz latina manus que significa “mano” y factura que significa “hacer”. Su historia dice que hace años el ser humano comenzó a producir objetos con las manos, que hoy en día llamamos objetos artesanales.
Un ejemplo son las lanzas para cazar animales, elaboradas con fuertes y largos palos de madera y piedras de obsidiana en la punta; otro son los jarrones de barro, que se fabrican con tierra, agua y arcilla, siguiendo una serie de pasos para obtener el producto final.
La manufactura no creció mucho en el mundo hasta que llegó el año 1750, cuando en Inglaterra comenzó la llamada primera Revolución Industrial, acontecimiento que permitió al hombre dejar de fabricar objetos con las manos y empezar a utilizar máquinas que se movían gracias a la acción de combustibles como el carbón o la madera.
Después de esta gran revolución, del siglo 18 al 20, se desarrolló la segunda y la tercera revolución industrial. En la segunda, el ser humano comenzó a utilizar nuevas formas de energía a partir de gas, petróleo y electricidad. Gracias a estas energías, novedosos transportes como el automóvil y el avión fueron fabricados, al igual que el teléfono y la radio.