Fue un “genocidio cultural”. Más de 150 mil niños indígenas de diversas etnias fueron forzados a vivir en 193 internados administrados por el Gobierno de Canadá y la Iglesia católica.
Se les prohibió practicar sus tradiciones, hablar su lengua nativa y se les obligó a aprender inglés y francés, para asimilarlos a la cultura occidental.
Estos niños fueron robados, separados de sus familias, fueron torturados y luego asesinados’’, afirmó Stephanie Gutiérrez, integrante, primera nación, Columbia Británica, Canadá.
“Llegué allí hablando lengua soulteaux, salí hablando sólo inglés. no conozco mi lengua; tengo sordera. uso aparatos para la sordera debido a los golpes y puñetazos en la cabeza’’, afirmó Geraldine Lee Shingoose, una sobreviviente del internado de Saskatchewan, Canadá.
Los colegios se ubicaban lejos de sus lugares de origen, para reducir al mínimo el contacto con su familia.
Tras una investigación, la comisión de la verdad y reconciliación concluyó que, en efecto, este sistema escolar fue “genocidio cultural”
El gobierno canadiense ha admitido la comisión de estos abusos. así, en el 2008, el primer ministro Stephen Harper, ofreció una disculpa pública.
“Estoy aquí para ofrecer una disculpa a los estudiantes de las escuelas residenciales indígenas. el tratamiento a estos niños es un capítulo triste en nuestra historia’’, consideró Stephen Harper, exprimer ministro de Canadá
Más allá de disculpas, los pueblos originarios exigen la reparación del daño y acceso a los archivos de la iglesia para conocer el destino de los niños que nunca regresaron a casa.
También piden juzgar a los abusadores, indemnizaciones económicas, y la devolución de objetos indígenas que están, entre otros lugares, en el museo etnológico del Vaticano.