La inflación se define como un proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda, lo que causa una variable en los precios de productos y servicios, así como una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos.
En entrevista con Once Noticias, Paloma Villagómez, socióloga de El Colegio de México, dio un panorama sobre cómo afecta este proceso a las familias mexicanas.
El encarecimiento a los precios, provocado por el incremento de insumos básicos para desarrollar productos, aunado a los aumentos en los energéticos con los que se moviliza la distribución de productos, impacta los bolsillos de las familias.
“El resultado final en estos procesos prácticamente siempre es que una parte de la inflación en los insumos se reparte entre los productores y consumidores. Hay pequeños productores a los que les afecta muchísimo está escalada de precios, porque tienen un margen de maniobras mucho más reducidos que los grandes productores”, señaló.
Villagómez añadió que esta escalada de precios afecta también a los consumidores, quienes tienen pocas alternativas para adquirir sus productos o alimentos, mismos que tienen que ser comprados a precios aún más elevados.
La socióloga detalló que existen pocas posibilidades para enfrentar de manera adecuada este escenario, pues, dijo, que de existir salarios más elevados y un mercado laboral menos cargado hacia el informal sería más fácil enfrentar la situación económica, todo ello sumado a una política económica de emergencia, como ha sucedido en otros países donde de manera rápida despliegan apoyos monetarios o subsidian ciertos alimentos.
“La verdad es que en México si la tenemos un poco más difícil porque tenemos 40% de la población en pobreza laboral, que con sus ingresos obtenidos por el trabajo no alcanzan a obtener la canasta alimentaria básica y 30% de hogares que reciben algún tipo de apoyo social y cerca de la mitad de la población en pobreza, entonces decir que la población tiene algún margen de acción es muy complicado”, expresó.
La especialista señaló que el escenario se dificulta más, porque las personas no pueden adquirir otro tipo de productos.
“Cuando las familias encuentran que los productos de subsistencia básica en este caso, los alimentos, las frutas, las verduras, los cereales están tan comprometidos económicamente desplazan su consumo a alimentos más baratos, pero nuestros mercados están saturados de productos de muy bajo costo, pero que también son de aporte nutricional muy bajo y esto no ayuda”, indicó.
Ante tal escenario, la socióloga recomendó tratar de adquirir los productos en tiendas pequeñas para apoyar al comercio local, y así encontrar precios más accesibles, debido a la cercanía con los productores. Sin embargo, esto no resulta viable para la mayoría de la población que padece pobreza en las ciudades.
Villagómez resaltó que la responsabilidad no puede recaer únicamente en la población, sino que tiene que existir un acuerdo entre el mercado y el Gobierno.
“Realmente resulta difícil saber cuándo va a terminar este proceso porque la inflación tiene un comportamiento muy caprichoso porque en este momento la economía se encuentra afectada por el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia que ha provocado alzas en energéticos y en los granos. Además, está la crisis climática que también afecta la producción de granos”, externó.
Además, indicó que resulta necesario el trabajo constante de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) para controlar la escalada de precios y así evitar los abusos por parte de los comerciantes.
Se ajustan a la cartera
Así las cosas por ahora las jefas de familia tienen que hacer rendir el dinero comprando menos cantidad de los productos como es el caso de Doña María Elena, quien acudió al mercado Pescaditos, en la colonia Santa Úrsula Coapa, Coyoacán, con una cantidad limitada de dinero.
“No nos alcanza ya para nada, compramos la papa y sube a 40 pesos, hay que comprar menos y comer menos porque no alcanza”, expresó.
Y es que los consumidores urgen a las autoridades incrementar las acciones para disminuir los precios y evitar más daños a la economía familiar.
En el caso de Doña Leonor Barrón, comentó que con la cantidad económica que perciben en su hogar no es suficiente para cubrir todas las necesidades.
“Siempre el más afectado es el consumidor y uno como ama de casa ya le subieron la verdura y el pollo, aunque ahorita ya está bajando, pero es de los que ha estado caro”, concluyó.
Inflación histórica
De acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor difundido, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), señalan que la inflación general en el país se situó en 8.15% en julio de este año, con ello, se llegó a la tasa más alta en últimos 22 años, pues en julio del 2000 la tasa se ubicaba en 9.12%.
Además la tasa de inflación presentó una variación de 0.74% respecto junio de este año.
Esto provocó aumentos en ciertos alimentos y verduras, por ejemplo, la papa registró un incremento de 11.96%, así mismo la cebolla subió 13.79% y el tomate se elevó 20.41%, a estos incrementos se suma 8.31% en el precio del huevo.