Dan a conocer el rastro más antiguo sobre emisión de sonido en insectos
Los insectos son seres llenos de cualidades biológicas, e incluso sociales, pero es difícil pensar que el romanticismo sea una de ellas.
No obstante el mundo de los insectos tiene una tradición bien documentada de flirtear con movimientos, olores y luces, pero también con sonidos a largas distancias, al menos desde la época de los dinosaurios.
Sin embargo, el reporte de un fragmento de ala fosilizado, con estructuras similares a las empleadas hoy en día para emitir sonidos, indica que al parecer saltamontes, grillos y chapulines vienen coqueteando desde hace millones de años.
Thomas Schubnel y sus colegas del Museo de Historia Natural de París publicaron esta semana en la revista Communications Biology, el rastro más antiguo de estructuras especializadas para emitir sonidos de comunicación en insectos. El fósil encontrado en Francia ha sido datado en el periodo carbonífero, hace 359 millones de años. Se trata de un titanoptero, un tipo de insecto extinto ya, pero emparentado con los actuales ortópteros, el grupo de los grillos, chapulines y saltamontes.
Los titanopteros llegaron a tener tamaños inimaginables hoy en día para un insecto. De la punta de un ala a otra llegaban a pasar de los cuarenta centímetros.
Los investigadores hicieron una comparación de la anatomía de saltamontes actuales con el fósil encontrado, y descubrieron que las zonas especializadas en estridular son virtualmente idénticas a las de los ortóptreos actuales.
La estridulación consiste generar sonidos mediante la fricción rítmica de dos partes del cuerpo, algo que los grillos usan para el estridente galanteo de las noches lluviosas de verano.
Y a juzgar por la enorme cantidad de saltamontes, grillos y chapulines, llevar serenata ha funcionado al menos los últimos 359 millones de años.