Las autoridades tunecinas deben acelerar urgentemente el acceso justo a las vacunas para toda la población, ante el rápido aumento de personas enfermas de COVID-19 en medio de una cuarta ola. Los hospitales públicos ya superaron su capacidad máxima y las unidades de cuidados intensivos tienen una ocupación superior al 90%, expuso Amna Guellali, directora adjunta para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
El sistema sanitario de Túnez corre peligro de colapsar, pues los casos se disparan dejando en evidencia lo deplorablemente insuficiente de la distribución de la vacuna por el gobierno”, expuso Amna Guellali.
La distribución de la vacuna en Túnez comenzó en marzo de 2021, pero se ha visto obstaculizada por la falta de transparencia, las injerencias políticas, demoras en los envíos de vacunas y el hecho de que, en la selección de grupos prioritarios, no se hayan tenido en cuenta las vulnerabilidades en materia de derechos humanos.
La inmensa mayoría de la población tunecina sigue sin estar vacunada: a 13 de julio, sólo el 13% ha recibido una dosis y menos del 6% tiene la pauta completa.
El sistema sanitario de Túnez corre peligro de colapsar, pues los casos se disparan, dejando en evidencia lo deplorablemente insuficiente de la distribución de la vacuna por el gobierno”, insistió Guellali.
Las autoridades no han dado prioridad a personas más jóvenes con enfermedades crónicas ni a otros grupos vulnerables, mientras las figuras se políticas se han saltado el turno. El gobierno tunecino debe dar prioridad inmediata al derecho a la salud y garantizar que las personas más vulnerables tienen acceso a vacunas”, agregó.
Hasta ahora se han registrado en Túnez al menos 16 mil muertes relacionadas con COVID-19, una de las cifras de fallecimientos más altas por esta enfermedad en África. De momento, el índice de muertes diarias confirmadas por millón de personas es el segundo más alto del mundo, sólo detrás de Namibia.