En Estados Unidos, el senador republicano Lindsey Graham presentó un proyecto de ley que prohíbe el aborto a nivel nacional, después de la semana 15 de gestación.
El proyecto encendió un nuevo debate, semanas antes de las elecciones intermedias que determinarán el control del Congreso.
“El aborto no está prohibido en Estados Unidos. Depende de los funcionarios electos en Estados Unidos definir el tema. Los estados tienen la capacidad de hacerlo a nivel estatal y tenemos la capacidad en Washington de hablar sobre este tema si así lo elegimos. He elegido hablar”, aseguró el senador en conferencia de prensa.
La propuesta de Graham no tiene posibilidades de avanzar en el Congreso mientras los demócratas controlen la mayoría en ambas cámaras. Sin embargo, el senador prometió que, si los republicanos recuperan la mayoría en el Congreso tras las elecciones intermedias en noviembre, habrá una votación sobre este proyecto de ley.
Se trata del esfuerzo más prominente entre los republicanos para restringir el procedimiento desde que la Corte Suprema anuló las protecciones sobre el aborto en junio, y devolvió a los estados la autoridad para regular al respecto.
Sin embargo, los propios líderes del Partido Republicano de Graham no aceptaron de inmediato su proyecto de ley. Mientras que los demócratas lo tomaron como una señal alarmante, sobre todo el en sentido de hacia dónde se dirigen los republicanos si obtienen el control de la Cámara y el Senado en noviembre.
“Estados Unidos tiene que tomar algunas decisiones”, insistió Graham.
Por su parte, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, expresó que “una prohibición nacional del aborto, es el contraste entre los dos partidos, simple y llanamente”.
La senadora Patty Murray, una demócrata de Washington que está en su propia lucha por la reelección, dijo que los republicanos “quieren obligar” a las mujeres a permanecer embarazadas y dar a luz.
“Para cualquiera que pensó que estaba a salvo, esta es la dolorosa realidad. Los republicanos vienen por sus derechos”, sostuvo.
El giro repentino de los acontecimientos se produce en una temporada electoral muy apretada, ya que los republicanos que esperan ganar el control del Congreso luchan por recuperar el impulso, particularmente después de que la decisión histórica de la Corte Suprema generó profundas preocupaciones entre algunos votantes, con señales de que las mujeres votantes se alejaban de la lista.