Qatar 2022 traerá innovaciones tecnológicas
Durante el torneo catarí se utilizará la tecnología semiautomática del fuera de juego, una herramienta destinada a acelerar y fiabilizar las decisiones arbitrales.
Cada vez más peso de la tecnología, plantillas más amplias y más sustituciones en los partidos. El Mundial de Qatar 2022 (20 de noviembre-18 de diciembre) continuará las tendencia adquirida desde hace varios años en el fútbol de alto nivel, con el objetivo de hacer el juego más fluido y tener más en cuenta el riesgo de lesión o enfermedad.
Fuera de juego semiautomático
Después de haber introducido la videoasistencia en el arbitraje (VAR) durante el Mundial 2018 en Rusia, la FIFA validó el 1 de julio el uso durante el torneo catarí de la “tecnología semiautomática del fuera de juego” (SAOT), una herramienta destinada a acelerar y fiabilizar las decisiones arbitrales.
Esta etapa suplementaria, puesta a prueba durante la Copa Árabe a finales de 2021 y después durante el Mundial de Clubes, permite establecer en todo momento la posición de los jugadores y del balón, detectando los fuera de juego pero sin reemplazar la apreciación de los árbitros.
En Qatar, este sistema utilizará 12 cámaras situadas bajo el tejado de los estadios y controlará hasta 29 puntos de datos por jugador, 50 veces por segundo, mientas que un capturador situado en el centro del balón enviará datos, 500 veces por segundo, determinando el momento en el que está siendo jugado, con mucha más precisión de la que podría tener un ojo humano.
Con la ayuda de una inteligencia artificial, precisa la FIFA, una alerta será transmitida a los árbitros de la sala de video cada vez que el balón es recibido por un jugador que se encuentre en posición de fuera de juego, en el momento del pase, y podrán informar al árbitro principal, de quien dependerá la decisión final.
Será imposible; sin embargo, esperar que los fuera de juego sean totalmente automáticos y acabar con las polémicas. Una vez la posición de los jugadores sea tenida en cuenta, queda por apreciar si un adversario ha podido intencionalmente poner el balón en juego, como sucedió con la validación del controvertido gol de Kylian Mbappé en octubre de 2021, durante la victoria de Francia contra España en la final de la Liga de Naciones (2-1).
Máximo de jugadores
Por otro lado, la FIFA elevó a finales de junio a 26 el número máximo de jugadores para cada selección en la Copa del Mundo 2022, haciendo permanente esa medida de flexibilidad introducida durante la pandemia de COVID-19 y ya adoptada por la UEFA en la Eurocopa en 2021.
El objetivo es el de integrar los riesgos de contagio y de cuarentena, pero también de tener en cuenta “el periodo inhabitual durante el que la Copa del Mundo tendrá lugar, en noviembre y diciembre, en plena temporada de fútbol en Europa y no durante el verano boreal.
Durante la última Eurocopa, los seleccionadores mostraron cierta división sobre esta ampliación, que si bien les ofrecía una ventaja en cuanto a la variedad deportiva, les obligaba también a poner más atención a lidiar con los egos de los jugadores menos utilizados.
Cambios por equipo
Asimismo, la International Board (IFAB), órgano garante de las leyes del fútbol, validó definitivamente a mediados de junio el aumento de tres a cinco cambios por equipo y por partido, una medida también introducida durante la pandemia que terminó por convencer a todos los involucrados en el juego.
Esta enmienda a la “ley 3” del fútbol fue decidida por la IFAB en mayo de 2020 y se alargaba hasta finales de 2021 para las competiciones por equipos y hasta el 31 de julio de 2022 para los encuentros internacionales, antes de ser prolongado en un primer momento hasta finales de 2022.
En octubre de 2021, la IFAB dejó la opción a cada competición de adoptar los cinco cambios o no, siendo la Premier League uno de los campeonatos más reacios.
Sin embargo, el órgano garante de las leyes del fútbol decidió prolongar hasta agosto de 2023 las pruebas de un sexto cambio en caso de conmoción cerebral, un asunto delicado en el fútbol dado que los efectos de choques en el cráneo aparecen a menudo años más tarde, complicando la evaluación inmediata, “con el fin de recolectar suficientes datos antes de tomar una decisión científicamente válida”.