Las largas filas persisten este jueves en las gasolineras de Cuba, un día después de que la estatal Unión Cuba-Petróleo (Cupet) anunciara un déficit en la disponibilidad de combustible y dificultades para su transporte.
“Si logras encontrar gasolina, entonces pierdes un tiempo maravilloso esperando, porque las colas le pueden dar la vuelta a una manzana”, declaró Michael Sánchez, un joven conductor que pasó 10 horas para poner gasolina a su automóvil en La Habana.
Desde hace dos semanas los automovilistas tuvieron que aguardar largas horas en las estaciones de servicio para poder reabastecer sus vehículos, y muchos tuvieron que conformarse con el combustible regular debido a que la gasolina especial, que es de mayor calidad, estaba agotada en la mayoría de las gasolineras.
“Debido a dificultades operacionales de logística y una demanda superior a la habitual se ha producido déficit en la disponibilidad de combustibles en el territorio nacional”, señaló Cupet, en un comunicado publicado el miércoles en Twitter.
La empresa destacó, sin precisar fechas, que la refinería de Cienfuegos, en el centro de la isla, ya contaba “con la materia prima necesaria para la producción de gasolinas y otros productos”, así como con el apoyo de otras empresas estatales de transporte “para estabilizar el suministro a los servicentros”.
Cuba, que enfrenta su peor crisis económica en casi 30 años por los efectos de la pandemia de COVID-19 y las sanciones de Washington, registró en marzo pasado una penuria similar, sin que llegaran a afectarse los servicios básicos de salud, producción de alimentos, abastecimiento de agua y manejo de desechos.
Cupet atribuyó entonces la crisis a fallas en la cadena de suministro de combustible, provocadas por un incremento en la demanda y al mayor abastecimiento a equipos de generación de electricidad, que son grandes consumidores de diésel, para suplir averías en las centrales eléctricas del país.
La crisis de distribución actual se produce casi tres meses después de un gran incendio en una planta de almacenamiento de combustible en la provincia de Matanzas, que dejó 17 muertos, arrasó con cuatro megatanques de crudo y causó 100 millones de dólares en pérdidas sólo por el combustible quemado, según cifras oficiales.
En 2019 hubo otra crisis de distribución de combustible, cuando las sanciones de Estados Unidos bloquearon el arribo de los tanqueros venezolanos que llevan el petróleo a Cuba. Muchos automovilistas tuvieron entonces que pasar varios días e incluso madrugadas frente a las estaciones de servicio.
“Una crisis como esta no es la primera vez que pasa”, dijo Enrique García, de 44 años y chófer de una empresa estatal.
“Ya ha pasado otras veces que se pierde la gasolina y hay que hacer la cola, y se pierde casi el día entero en eso”, añadió resignado el hombre, recostado en el capó de su auto.
Para Jorge Piñón, experto cubano en política energética en la Universidad de Texas, “una serie de eventos culminan en la actual situación”, incluida la caída en la producción nacional de petróleo (-20% desde 2010).
Pero, ¿Cuál es el principal factor? Venezuela, suministrador de crudo a Cuba, que la isla paga con el envío de médicos, se muestra menos generosa desde hace algunos años
“Comenzando en el 2016, el suministro de petróleo crudo y combustibles de Venezuela se desploma de aproximadamente 100 mil barriles diarios a un promedio el año pasado (2021) de 56 mil barriles diarios”, sostuvo Piñón.
“Actualmente, las refinerías de Venezuela están operando a niveles mínimos por falta de mantenimiento, y no tiene gasolina o diésel que enviar a Cuba”, agregó.
Y dijo que Caracas “se ha visto recientemente con la necesidad de importar diésel y gasolina de Irán por intercambio de crudo”. Para colmo, Cuba no puede permitirse los altos precios del mercado internacional.