En Irán, la guardia revolucionaria reconoció que más de 300 personas han perdido la vida en las protestas contra el gobierno por la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda iraní quien falleció tres días después de su detención en Teherán por la policía de la moral, que le reprochó haber violado el estricto código de vestimenta del país, que exige el uso del velo en público.
Su muerte ha desencadenado una ola de protestas en todo el país, lideradas por mujeres jóvenes que desafían a las autoridades quemando sus velos.
La cifra es inferior a la registrada por la organización “Iran Human Rights”, de al menos 448 fallecidos por las medidas represivas de las fuerzas de seguridad, entre ellos 60 menores de edad, según un nuevo balance comunicado este martes que no incluye a los agentes de las fuerzas de seguridad.
“No tengo las últimas estadísticas pero creo que podemos haber tenido más de 300 mártires y personas muertas entre los mejores chicos de este país como resultado de este incidente”, dijo refiriéndose a las fuerzas del orden y a los manifestantes el general Amirali Hajizadeh, comandante de la Fuerza Aeroespacial de los Guardianes de la Revolución.
La cifra incluye a decenas de policías, soldados y milicianos muertos en enfrentamientos con manifestantes o asesinados, según las autoridades iraníes.
La cifra engloba a ciudadanos muertos a manos de las fuerzas de seguridad en las protestas por la muerte de Amini, y también a los fallecidos en los disturbios ocurridos en la provincia suroriental de Sistán Baluchistán.
En esta provincia de mayoría sunita -frente a la rama chiita imperante en el resto del país- se produjeron a fines de septiembre unas protestas por la presunta violación de una adolescente de 15 años por parte de un policía. Las manifestación fueron también reprimidas, según Iran Human Rights.
En las manifestaciones por la muerte de Mahsa Amini, miles de iraníes y unos cuarenta extranjeros fueron detenidos, y más de 2 mil personas inculpadas, según las autoridades judiciales.
Entre los inculpados, seis fueron condenados a muerte en primera instancia y su destino depende ahora de la Corte Suprema, que debe decidir qué hace con sus recursos.
Detenidos liberados
Desde la revolución islámica de 1979, la ley impone a todas las mujeres cubrirse el cabello en público con un velo y llevar ropa discreta. La policía de la moral patrulla en las calles para verificar el cumplimiento de esta norma.
Sin embargo, desde hace dos décadas son cada vez más las mujeres que dejan lucir sus cabellos en Teherán y en otras grandes ciudades de Irán.
La muerte de Mahsa Amini causó una enorme indignación entre la población. Y los efectos se han hecho sentir incluso en el mundial de fútbol de Catar, donde los jugadores de la selección iraní se negaron la semana pasada a cantar el himno nacional en el partido contra Inglaterra, a modo de protesta.
Este martes jugarán en Doha contra Estados Unidos para buscar el pase a octavos de final, en lo que se anuncia como un partido con una fuerte carga política.
De su lado, la justicia iraní anunció la liberación de más de 1.100 detenidos, tras la victoria el viernes de la selección iraní contra Gales.
“Tras la orden del jefe del poder judicial luego de la victoria del equipo nacional, mil 156 detenidos fueron liberados de las prisiones de 20 provincias del país”, indicó este martes la agencia de la Autoridad Judicial Mizan Online, que precisó que esa cifra incluye personas arrestadas durante las recientes protestas.
La agencia de la autoridad judicial anunció además este martes la liberación bajo fianza del exarquero de la selección iraní de fútbol Parviz Borumand, por orden del fiscal de Teherán.
Según la prensa local, Borumand fue detenido a mitad de noviembre durante las manifestaciones en la capital iraní.
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