Como parte de las actividades del Foro Global de la Unesco contra el Racismo y la Discriminación, periodistas, activistas y actrices aseveraron que, para combatir las discriminaciones, se debe representar a las mujeres y a otras identidades de la diversidad sexual, a pueblos indígenas y afrodescendientes en medios de comunicación y en espacios culturales, como el cine.
De acuerdo con la actriz Maya Zapata (Poder Prieto MX) y con las periodistas Diana Manzo, Laurel Miranda, Nadia Sanders y el periodista Kau Sirenio, la deconstrucción de esas narrativas tiene que ver con acciones al interior de esos espacios, redacciones o la industria del cine, pero también desde las acciones individuales, tal como sostuvieron en un diálogo con integrantes de la Organización Internacional de la Migraciones (OIM), del Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU) y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y con activistas de Racismo MX.
Racismo en el cine
Una de esas experiencias fue la de Maya Zapata, actriz e integrante de Poder Prieto Mx, quien dijo que en el cine se marca una división entre lo comercial e independiente y que las representaciones dignas dependen de esa división.
En el cine comercial prevalecen las representaciones blancas, hegemónicas, de un grupo social en específico que es la clase privilegiada y no hay espacio para representar a las personas prietas.
En el gremio independiente, dijo Maya, es un espacio para que se hagan esas representaciones, en donde las personas prietas suelen tener mayor visibilidad, “pero a costa de contar una sola historia, historias de dolor y precarización”.
En el caso del teatro, dijo la actriz, también está impregnado por la blanquitud de las personas privilegiadas.
“Eso habla de nuestra historia, de lo que nos dijeron de nosotros mismos. Se gesta una narrativa específica, porque existe el aspiracionismo de ser blancos”, externó.
La actriz expresó que la industria del cine y la televisión se sustentan en prejuicios racistas y que generan contenidos chatarra en donde al público se les minimiza a consumidores y se les da una sola opción de narrativas.
“A partir de revictimizar al pueblo, culpar a quienes ven, eso lo usa la industria y es una manera de control, dándoles a consumir un producto chatarra, para alienarlas y que no cuestionen el lugar que ocupan. La industria del cine ha sido muy poderosa y ha influido en la percepción que tenemos de nosotros mismos. Es una elite cultural asociada con empresarios. Es un combo muy tremendo”, criticó la actriz.
Sumado a ello, al interior de esos espacios las personas racializadas suelen ocupar los rangos más bajos de esa industria y hay brechas salariales escandalosas que responden al color de piel y a la posición en la escala de privilegios económicos.
Para Maya Zapata, la industria del cine es sólo un ejemplo, entre los tantos múltiples espacios culturales, de cómo se expresa la división social y cómo se detonan las desigualdades.
Una crítica a los Arieles
Hace unos días, en redes sociales, se desató una discusión por la cancelación de los premios Arieles. Directores como Guillermo del Toro y actores señalaron su indignación por tal cancelación, y acusaron de recorte presupuestal a la industria del cine.
Al respecto, Maya Zapata dijo que tal indignación ejemplificaba la perspectiva privilegiada de ese sector, dado que esos premios no representan a la gente sino para festejar, de manera interna, al mismo gremio.
“No se trata de que venga Guillermo del Toro, como el salvador blanco de México, a salvar unos premios que no son para la gente, sino para festejarlo entre nosotros. En los últimos 10 años no ha existido nada digno que premiar, la excepción es este año. Los Arieles son premios que nunca han servido a la gente y que nunca han querido servir a la gente”.
Agregó que el cine que permea es el que hace la clase privilegiada, blancas y sin autocrítica.
“Esas historias blancas son de Eugenio Derbez o de Mauricio Ochmann o Maite Perroni, son historias de personas ‘whitexicans’ que no representan una realidad mexicana, son frívolas, están mal interpretadas, mal producidas y con guiones precarios. Estas declaraciones hablan de quienes ejercen el poder en el cine, urge autocrítica y dimensionarlo desde otras perspectivas, venimos como gremio repitiendo discursos desde los ochenta. Urge replantearlo de raíz,” expresó.
Las otras representaciones y deconstruir las narrativas
Pero hablar de racismo no se limita al gremio cinematográfico, ya que éste que impregna al resto de los espacios culturales, en las redes sociales o en los espacios de la comunicación.
En el diálogo de este panel, entre los temas en los que convergieron las y los participantes fue que, para representar esas otras historias, no sólo se trata de contarlas, sino de reconocer a quienes se representa, dado que la falta de representación se atraviesa también en la experiencia individual y particular de quien cuenta esas historias.
Primero, porque a veces las historias de pueblos indígenas no interesan, tal como criticó la periodista Diana Manzo. Ella, desde su experiencia como mujer zapoteca originaria del Istmo de Tehuantepec, señaló que, al contar las historias de los pueblos originarios, llegó a encontrar con el rechazo de los medios bajo el argumento de que no interesaban o no vendían.
Por otro lado, también tiene que ver con la forma en la que están integradas al interior las redacciones, es decir, que muchas veces quienes ocupan los espacios de poder siguen siendo hombres, blancos, privilegiados, que tienen impacto sobre las historias que se cuentan.
En ese tenor, la periodista Nadia Sanders, afromexicana, dijo que para contar las historias también es importante posicionarse ante el mundo, es decir, reconocer de qué forma les atraviesa a los individuos esas marcas y desigualdades, porque desde ahí se puede mirar de otra forma a las historias.
Y es que criticó que en el caso de reporteros o reporteras al cubrir fuentes que tradicionalmente implicaban relaciones con el poder, se asumía una creencia: uno o una es esa fuente.
Por otro lado, Kau Sirenio, periodista Ñu Saavi, dijo que tampoco en los grandes medios de comunicación se ha dado apertura para que se escriban o que haya programas en lenguas originarias. Además, tanto Kau como Manzo señalaron que se debe combatir el romanticismo a la hora de abordar temas sobre pueblos indígenas, para también así dejar de estigmatizarlos, porque también importa la forma en cómo se escribe.
En el caso de las diversidades sexuales, la periodista Laurel Miranda, subrayó que representar a las diversidades sexuales es todavía un reto, principalmente cuando se trata de las comunidades trans, dado que esas historias no suelen estar representadas en medios de comunicación. La periodista señaló que uno de los pasos más importantes para cambiar y deconstruir esas historias es el reconocer los algoritmos racistas, clasistas, transfóbicos y misóginos de las redes sociales, como Facebook, Twitter y Youtube, entre otras.