La posible candidatura de Joe Biden a un segundo mandato presidencial en Estados Unidos, es un secreto bien guardado en Washington. El único que no parece ocultarlo es el propio interesado.
El viaje a Arizona este martes demuestra que, a los 80 años, el dirigente demócrata prepara el terreno para seguir en la Casa Blanca.
Es la primera vez que acude como presidente a Arizona y aunque el motivo oficial es promover una nueva fábrica de semiconductores en Phoenix, es innegable que este estado del suroeste de Estados Unidos, muy dividido entre republicanos y demócratas, será clave en la campaña presidencial.
Biden considera un gran éxito el resultado de las elecciones legislativas de mitad de mandato de noviembre, en las que los republicanos no lograron recuperar el Senado y tomaron el control de la Cámara de Representantes por una mayoría estrecha, muy lejos de la “ola roja”, el color de los conservadores, con la que contaban.
Su rival y predecesor republicano, Donald Trump, lanzó su campaña para 2024 en un clima poco propicio, pero Biden saborea el mejor momento de su primer mandato.
La economía estadounidense desafía los pronósticos de grave recesión.
Los grandes programas de inversión adoptados por el Gobierno de Biden y aprobados por el Congreso en los últimos dos años, comienzan a dar sus frutos, inyectando dinero en la fabricación de productos de alta tecnología, como los semiconductores, en la energía verde, pero también en infraestructura más tradicional como carreteras y puentes.
Después de las fiestas
En el extranjero, la alianza contra la invasión de Rusia en Ucrania liderada por Estados Unidos sigue en pie después de casi 10 meses y contrarresta la sensación de fracaso de los estadounidenses en Afganistán.
En Washington, Biden acaba de concluir una exitosa visita de Estado con el presidente francés Emmanuel Macron.
La semana pasada, después de que se publicaran cifras de empleo satisfactorias, Biden se jactó de que “las cosas se están moviendo, se están moviendo en la dirección correcta“. No parece una declaración de alguien que piense dejar el puesto.
Así que, aunque Biden ha dicho que no tomará una decisión hasta “principios del próximo año“, muchos de sus colaboradores creen que ya lo ha hecho.
“El presidente lo decidirá poco después de las fiestas”, dijo su jefe de Gabinete, Ron Klain, al Wall Street Journal el lunes, precisando que espera que el mandatario busque la reelección.
“Espero que se postule”, coincidió Hakeem Jeffries, quien a partir de enero será el líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, en declaraciones a Fox News el domingo.
“Está claro”, afirmó James Roosevelt Jr., otro demócrata de alto rango, al diario The New York Times la semana pasada después de que Biden pidiera una serie de cambios en el proceso de nominación de candidatos demócratas que le favorecerían.
Familia y médicos
Incluso Newt Gingrich, un pilar de la derecha republicana, admira, muy a su pesar, a Biden.
“Dejen de subestimar al presidente Biden”, escribió en la plataforma de información Axios, advirtiendo a los republicanos que no veían lo eficaz que está siendo el mandatario.
Pero son los médicos y la familia del presidente, y no los comentaristas políticos, quienes decidirán si se presenta a los comicios.
Biden reconoció que hubo algunas “discusiones” familiares en la Isla de Nantucket, en el estado estadounidense de Massachusetts, donde pasó el Día de Acción de Gracias. Se espera que haya más durante las Navidades, con la muy influyente primera dama Jill Biden.
El informe médico anual, que debería hacerse público próximamente, también podría ser decisivo.
Biden tiene algunos achaques de la vejez: cierta rigidez al andar -y caídas- y frecuentes problemas del habla. Sin embargo, hace un año, el médico de la Casa Blanca concluyó que estaba “apto” para desempeñar sus funciones.
“Ya se ha hecho algunas pruebas médicas y se someterá a más, cuyos resultados se harán públicos en los próximos meses”, dijo el lunes la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.