En la sección de antigüedades del museo del Louvre de París, un puñado de esculturas de Oriente Medio llaman la atención por sus etiquetas judiciales: se trata de una muestra sobre el tráfico de bienes culturales que busca tanto sensibilizar como contraatacar, volviendo las obras expuestas “invendibles”.
Entre las obras, la diosa Perséfone, con su velo de mármol, es objeto de cuatro esculturas antiguas confiscadas en 2012 en el aeropuerto parisino de Roissy. Detrás de la reina de los Infiernos, el museo colgó una vista aérea de la necrópolis de Cirene, una de las mayores ciudades antiguas de África del Norte.
Según los expertos, estos bustos permanecieron con toda probabilidad durante más de 2 mil años junto a las tumbas en ruinas de este santuario situado en Libia oriental, antes de ser robados por traficantes.
Mostrar semejantes obras es una gran primicia en Francia”, subrayó Ludovic Laugier, conservador del museo del Louvre.
Gracias a una ley de 2016 que revisó el código del patrimonio, la justicia autorizó su exposición, toda vez que la investigación para hallar a los responsables del saqueo continúa.
El objetivo de la muestra es alertar sobre el comercio ilegal de bienes culturales, un tráfico que genera casi 10 mil millones de dólares anuales, según la UNESCO.
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