Durante nueve años, organizaciones civiles y autoridades locales presionaron para cerrar el Centro de Detención de Migrantes, en Berks, Pensilvania, que es exclusivo para mujeres.
Ahora, se encuentra vacío… Será formalmente clausurado el 31 de enero.
La exigencia para cerrarlo comenzó en 2015, cuando se denunció que una migrante hondureña de 19 años, fue violada por empleados del lugar.
“Es una mancha en nuestro país y esto tiene que detenerse en el condado de Berks”, dijo Kevin Barnhardt, comisionado del condado de Berks, Pensilvania, EU.
Su cierre no frena la cotidiana labor del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para detener a indocumentados.
En diciembre pasado, el ICE detuvo dentro de Estados Unidos a casi 6 mil personas y la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza a 11 mil. Fueron recluidos en distintos centros.
A pesar de que la administración Biden ordenó a los agentes de la “migra” dar prioridad a la detención de migrantes con antecedentes penales o que sean considerados una amenaza a la seguridad pública, la ordenanza no impide que cualquier extranjero sin visa ni documentos, sea arrestado.
De los 20 mil 500 indocumentados que se encuentran ahora en los centros de detención, más de la mitad no tienen antecedentes penales, denunció la ONG “Cámara de acceso a registros transaccionales”.