Ciencia

¿Cómo el horario de verano combate el cambio climático?

Este domingo 4 de abril, a las 2:00 am, en casi todo el país, los relojes tendrán que adelantar una hora. Así inicia el horario de verano, que terminará el 31 de octubre. Esta práctica se ha llevado a cabo desde 1996, según el decreto establecido en el Diario Oficial de la Federación. ¿El objetivo?: ahorrar energía a través de un mejor uso de la luz natural. A partir de entonces, la pregunta ha sido la misma: ¿se ha logrado?

Es bien sabido que el ahorro de energía está vinculado con el uso masivo de fuentes energéticas contaminantes y no renovables que están llevando al planeta a una situación insostenible de intensa aceleración del cambio climático:

Nos encontramos en un momento crucial. Los ecosistemas están cambiando muy rápido. Es urgente tomar una acción que detenga esta catástrofe que se avecina. Hay que buscar formas de disminuir el riesgo y la vulnerabilidad en la que está la Tierra”, destacó el biólogo José Alberto Búrquez Montijo, investigador en el Instituto de Ecología de la UNAM.

Frente a esta urgencia, el especialista en Ecología, Biología evolutiva y Etnoecología, afirmó que el horario de verano es una acción que afecta más de lo que ayuda, en todos los ámbitos.

Para combatir el cambio climático no se necesita dejar de usar plásticos o usar productos sostenibles. Las verdaderas acciones tienen que venir de acuerdos internacionales, y de los países que más efectos están causando este daño. Hablamos de Estados Unidos, Europa, Rusia y China. Son ellos los que tienen que emprender acciones serias contra esta situación”, mencionó el investigador.

“La Cronobiología ayuda a entender que el cambio de hora afecta al ser humano. Ésta indica que los ritmos circadianos (cambios físicos, mentales y conductuales) están ajustados a una rutina de 24 horas ya determinada. Se ha comprobado que hay efectos serios en estos ritmos, porque no sólo se cambia una hora. Se desalinea por completo una hora del ritmo de la persona. Ese desajuste puede tardar días, semanas y hasta meses para que se logre una adaptación”, refiere el autor de The Saguaro Cactus, a Natural History, su más actual libro.

El doctor Búrquez Montijo recurre a los objetivos energéticos y que se tendrían que traducir en económicos para sostener el horario de verano y de esta manera intentar justificar que aún no se haya anulado, pero desmiente tal beneficio.

Más bien se visualiza en una baja productividad. Cuando el horario se modifica, la gente no se adapta lo suficientemente rápido para trabajar como lo hacía habitualmente. Incluso también se ha advertido que en ese periodo de adaptación incrementan los accidentes laborales. En el caso de México, no podría sostenerse porque tenemos 4 zonas horarias. De inicio eso ya es complejo. Además, somos un país tropical en el que una hora no representa gran cambio de luz como sí en sitios donde los que los días se benefician con mayor iluminación natural. La mayoría de países de Sudamérica son el ejemplo de esto: intentaron mantener el Horario de Verano, pero lo eliminaron porque no tenía efectos positivos”, expresó el académico.

Aunque en octubre 2018, la Secretaría de Energía afirmó que con el cambio de horario se había evitado la emisión a la atmósfera de 548 mil toneladas de bióxido de carbono y con eso se logró un ahorro de unos mil 393 millones de pesos, diferentes encuestas de aquel tiempo afirman que la ciudadanía no ha visto beneficios económicos en sus recibos de luz. Una discusión similar se lleva a cabo del otro lado del mundo, donde la Comisión Europea analizó eliminar el horario de verano en 2018, postergó la discusión para este 2021, pero hasta el momento no se ha pronunciado y la medida ya ha empezado a entrar en vigor.

Búrquez Montijo recuerda que los cambios de horario vienen desde los romanos, a inicios del siglo XX, se puso en marcha en Canadá y durante la Segunda Guerra Mundial se hicieron lo propio en Alemania y Austria, en Estados Unidos se implementó en 1918. No obstante, asegura que esta modificación atiende únicamente a intereses económicos de algunas naciones, pero no ataca el principio por el que se ha mantenido.

Estamos en un momento crítico. Tenemos que poner atención al cambio climático, pero con acuerdos globales, son las naciones más grandes las que tienen que emprender acciones, porque ellos son los que se han encargado de causar las más grandes afectaciones. La corriente caliente del Golfo de México que sube a Groenlandia se ha debilitado. Si sigue decreciendo la banda transportadora de calor del Atlántico, los países europeos van a vivir eventos muy fuertes como el que sucedió recientemente en Madrid con nevadas extremas”, ejemplificó al tiempo que determinó: “hay un consenso científico sobre el cambio climático que afirma que no se trata de una situación de individuos, no hay que adscribirlo a ellos. Es más bien un problema corporativo”, enfatizó el especialista.

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