Los ministros de Energía y de Medio Ambiente de los países del G7 comenzaron a partir de este sábado 15 de abril, dos días de difíciles negociaciones en Sapporo, norte de Japón, donde se espera alcancen compromisos frente a la urgencia climática.
El club de los principales países industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) está bajo presión para mostrar unidad e intensificar la acción tras el último y alarmante informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado el mes pasado.
Según el IPCC, el calentamiento global causado por la actividad humana provocará que las temperaturas medias suban 1.5 ºC respecto a la era preindustrial a partir de 2030-2035.
Se espera también que marquen la pauta contra el calentamiento global de cara a importantes reuniones que tendrán lugar este año, como el G20 en India y la COP 28 en Dubái.
Mensaje positivo
“Hay importantes avances” en el comunicado conjunto del G7 que se está ultimando, lo que supone un “mensaje positivo”, declaró el sábado a la prensa la ministra francesa de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher.
Por primera vez, el G7 dice que hay que acelerar la salida de todos los combustibles fósiles cuando no van acompañados de dispositivos de captura y almacenamiento de sus emisiones de CO2. Es un gran paso adelante”, añadió.
Varias organizaciones temían que la reunión ministerial desembocara en un retroceso en materia de compromisos climáticos, sobre todo por las posiciones conservadoras del país anfitrión.
Japón, que depende en gran medida de la importación de combustibles fósiles, quería aprovechar la ocasión para reclamar nuevas inversiones en el sector del gas en nombre de la “seguridad energética”, con los trastornos provocados en esa área por la invasión rusa de Ucrania iniciada el año pasado.
En 2022, el G7 decidió tolerar inversiones en el gas como respuesta “provisional” a las “circunstancias excepcionales” relacionadas con la guerra en Ucrania.
Japón también quería que el G7 reconozca su controvertida estrategia de utilizar hidrógeno y amoniaco como combustibles para sus centrales de gas y carbón.
“Es necesario trabajar por el objetivo común de la neutralidad de carbono con distintos enfoques, según las circunstancias de cada país”, declaró el sábado el ministro japonés de Economía, Comercio e Industria, Yasutoshi Nishimura.
Sin embargo, Japón no consiguió su objetivo. Encontramos un compromiso razonable” que hace hincapié en la dimensión a corto plazo de los imperativos de suministro de gas, dijo Pannier-Runacher.
Un borrador del comunicado conjunto que deberían divulgar el domingo y al que la AFP tuvo acceso pide que se restrinjan las inversiones en el sector y que se dé prioridad a la “transición hacia energías limpias mediante el ahorro energético y la reducción de la demanda de gas”.
Descarbonizar sector eléctrico
También se impusieron salvaguardias a la otra propuesta de Japón para que el amoníaco y el hidrógeno sean reconocidos como combustibles “limpios” para las centrales térmicas.
Estas tecnologías deben desarrollarse a partir de fuentes “bajas en carbono y renovables”, señala el comunicado.
Dadas las escasas expectativas [sobre la reunión de Sapporo], el resultado parece ahora mejor de lo que muchos esperaban”, estimó Ed King, de la red de comunicación sobre el clima GSCC.
Según el texto, los países del grupo reafirmarán también su compromiso del año pasado de descarbonizar la totalidad o la mayor parte de su sector eléctrico antes de 2035.
Y piden a otros países que sigan su ejemplo, un mensaje que parece dirigido implícitamente a China.
Pero los miembros del G7 no lograron ponerse de acuerdo sobre una fecha para la eliminación del carbón en su propia generación de energía, aunque el Reino Unido, respaldado por Francia, había propuesto 2030.
Refiriéndose a una “década crítica” para el clima, el G7 pedirá una reducción del 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para 2035 respecto a sus niveles de 2019, en línea con las recomendaciones del IPCC.