La poesía, aunque no conocida como ahora, es la madre de los géneros literarios.
En la antigüedad, la palabra “poeta” se referiría a “el que crea o hace algo”; significaba ‘hacer, fabricar, producir’, y fue con el tiempo, que se delimitó al creador literario, tal como hoy lo conocemos.
La clasificación en géneros literarios surgió de manera formal alrededor de 335 a. C. con Aristóteles, quien en su libro La poética dividió a la literatura en cuatro tipos de géneros: épico, lírico, dramático y didáctico. Con el paso del tiempo, los géneros y subgéneros se han transformado, dejado de existir o surgido nuevos.
La poesía es un producto humano que caracteriza pueblos, que mejora temperamentos, que distingue talentos y, lo mejor, que humaniza a los extraviados. A través de la historia ha cumplido una función social, psicológica, política, incluso medicinal, pero no económica. Como dice Gabriel Celaya: “un arma cargada de futuro”.
No genera fortunas, pero sí sensibiliza
No existen poetas millonarios, o al menos quienes que hayan creado su fortuna a partir de serlo. Pero a diferencia de aquellos tiempos, cuando los poetas fueron protegidos por sus mecenas, ahora pueden aspirar a una beca.
Sin embargo, cada vez más es un género aislado, olvidado por las casas editoriales, debido a que se lee poco y, en consecuencia, reditúa poco. De acuerdo con las cifras de Nielsen BookScan, durante 2022, en México hubo más de 20 millones de libros vendidos. Pero, de una lista de 30 publicaciones más vendidas en nuestro país, ninguna fue poesía.
Se escribe más que lo que se lee
¿Será que la época que vivimos, tan tecnificada, materialista, donde la economía lo gobierna todo, ha condenado a la poesía a la extinción y al olvido?
Probablemente, pero en contrapeso se presenta un fenómeno esperanzador: mientras menos se lee, más se escribe. Se dice que sólo los poetas se leen entre sí, o bien, que los leen jóvenes estudiantes obligados por sus profesores.
Reactivar la poesía
Hace falta que los poetas crean en la función social y artística de la poesía. Que se comprometan con el arte como un instrumento evolutivo, liberador, enriquecedor y sobre todo, humanizador. Los poetas han sido, y serán, la conciencia de los pueblos, no deben ser ignorados y, mucho, menos desaparecer.
Quienes cultivamos en la actualidad este género, estamos obligados a defenderlo, a continuarlo, a enriquecerlo, a diversificarlo, y también, ¿por qué no? a popularizarlo con el medio que esté a nuestro alcance. Neruda lo dice en alguno de sus poemas: “Con lo que tengo a mano la defiendo”.
Porfirio García Trejo es licenciado en Creación literaria por la UACM y pasante en Letras Hispánicas por la UNAM. Tiene una trayectoria de 35 años en la docencia dentro del IPN y 41 en secundarias oficiales. Ha publicado 17 libros de poesía y cuatro