Amor y solidaridad por las personas de la tercera edad, es la muestra de hijas e hijos que los acompañan a recibir la vacuna anticovid, en la Ciudad de México.
Aún hace noche, el frío cala fuerte. Mueve fuerte a los jóvenes ayudar a aquellos que los vieron y cuidaron de pequeños. Ahora, resueltos, ponen el cuerpo por sus abuelas, padres, madres, tíos, y evitan que éstos enfrenten la espera.
Son los primeros en la fila para la vacunación de las personas de la tercera edad.
Llegan en plena madrugada, y aunque ellos no recibirán el ansiado antígeno, se forman como clara muestra de amor a los suyos.
Mi abuelito es discapacitado no lo puedo tener aquí en el frio, ni muy temprano. Ha sido como mi papá, siempre ha vivido conmigo”, comentó Karla Álvarez.
Y es que Karla hoy fue la primera en la fila para lograr que su abuelito de 81 años estuviera delante de todos. Como una vigilante, resguardó el lugar hasta que don Jesús Pallares llegó al punto de vacunación, quien después de ser vacunado, dijo querer seguir viviendo.
Un alivio para uno mismo, le da algo de esperanza, pues sí, porque ya ve cómo está la cosa. -¿Hoy ya tiene esperanza?- de vivir otros días”, dijo Jesús Pallares.
Durante la jornada de vacunación en la Magdalena Contreras, son algunos jóvenes los que acuden a hacer fila, porque dicen es una forma de retribuir a quien le ayudó y lo impulsó en sus estudios, contó, Emanuel García.
“Principalmente apoyo y es más que mi tía, es como mi abuelita y básicamente es mi abuelita y hay que estar ayudando. Pues el apoyo principalmente, nunca me dejó solo, no la voy a dejar sola hay cariño mutuo, ser recíproco con todo lo que nos ha dado”, expresó Emanuel García.
El esfuerzo de estos familiares, se ve recompensado cuando, al aplicarles las vacunas, los adultos mayores saben que ese virus ya es menos peligroso.
“Tengo 95 años, me faltan unos, otros años más”, afirmó Carlos Enrique.