En Myanmar, soldados dispersaron con balas una manifestación en el norte del país.
Cinco periodistas que cubrían las protestas contra el reciente Golpe de Estado fueron detenidos.
Las autoridades interrumpieron el servicio de internet y desplegaron a más soldados en Yangun y otras ciudades.
La junta militar suspendió derechos fundamentales para facilitar las detenciones y registros a viviendas.
En tanto, el relator de la ONU para Myanmar, Tom Andrews, advirtió que los jefes de la nueva junta militar serán “considerados responsables” de la violencia.
El golpe del 1 de febrero derrocó al gobierno de Aung San Suu Kyi y puso fin a una frágil transición democrática de 10 años.
En Myanmar, donde las últimas revueltas populares fueron atajadas a sangre y fuego por los militares, en 1988 y 2007, numerosos ciudadanos dan cuenta del miedo que sienten a las represalias por parte de las autoridades, y más aún teniendo en cuenta que la movilización contra el golpe de Estado no pierde fuelle.