Muere el astrofísico Hubert Reeves, el narrador del Universo
Joseph Jean-Louis Hubert Reeves tenía 91 años y fue un notable narrador de la historia del Universo, la pasión de su vida.
Vivía con la mente en las estrellas y los pies sobre la Tierra. El astrofísico Joseph Jean-Louis Hubert Reeves Reeves, conocido simplemente como Hubert Reeves, fallecido este viernes, 13 de octubre, en París a los 91 años.
Reeves fue un genial narrador de la historia de Universo, la pasión de su vida, pero también un ardiente defensor de nuestro planeta.
“Toda mi familia se suma en el dolor de anunciarles que nuestro querido padre se ha marchado rumbo a las estrellas”, escribió Benoit Reeves en la red social.
Gracias a su gran trabajo en torno al Universo y a la protección de la Tierra, es que Hubert Reeves fue un científico muy apreciado, por tal motivo el primer ministro de Quebec, François Legault, le dedicó unas palabras.
“Hoy Quebec ha perdido a un divulgador sin par, un renombrado astrofísico. Hubert Reeves supo hallar las palabras para hacernos comprender la humanidad y lo infinito. Hoy se fue como había venido: convertido en polvo estelar”, comentó el primer ministro de la provincia canadiense francófona, François Legault.
Nacido en Montreal el 13 de julio de 1932, el científico con aspecto de druida galo por su barba y pelo largos, tenía el don de comunicar con facilidad complejos fenómenos físicos “a todos aquellos a quienes el mundo maravilla”. Comenzó desde muy joven a saciar su sed de conocimientos en la casa familiar de Bellevue en Quebec.
Por las noches, la familia salía a admirar el cielo estrellado: el pequeño Hubert comenzó a reconocer y aprender las constelaciones con un atlas astronómico.
“No creo que en mi vida haya hecho esfuerzos más rendidores que aquellos”, relató en sus memorias.
[HOMMAGE] Dans cet extrait d'une vidéo de 2013, Hubert Reeves revient sur son parcours qui l'a amené à rejoindre les équipes du @CNRS et de l'université d'Orsay (@UnivParisSaclay), à l'Institut d'astrophysique de Paris (@astroIAP). pic.twitter.com/GuCQb291qc
— CNRS 🌍 (@CNRS) October 13, 2023
El niño estaba fascinado por el padre Louis-Marie, exenamorado de su madre convertido en monje, que le hizo descubrir su laboratorio en la granja experimental del monasterio. “Me nutrí con sus enseñanzas y gracias a él comprendí el placer de revelar el mundo a los demás”, contó.
Le divertía la matemática y se destacaba en física: a los 18 decidió ser astrónomo.
Cursó un doctorado en la prestigiosa universidad estadounidense de Cornell (Estado de Nueva York), donde vivió “momentos deliciosos”, “siempre aprendiendo cosas nuevas” en un ambiente estimulante.
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