Ante la crisis alimentaria mundial, la necesidad de la industria alimentaria global tiene el reto de posicionar sus productos y homogeneizar el consumo; además, el capitalismo digital ha contribuido a saturar nuestro cerebro con esas imágenes y generar un gusto por dichos insumos, sin tomar en cuenta si son saludables o no.
Esta problemática fue abordada en la última sesión del Seminario Cocinas en México 2023: Procesos biosociales, históricos y de reproducción cultural.
Crisis alimentaria global
De acuerdo con datos de la FAO, 43.2 millones de personas sufrieron hambre en América Latina y el Caribe en 2022, principalmente a consecuencia de la crisis climática, la guerra en Ucrania y los efectos de la pandemia.
“El hambre afectó al 6.5% (43.2 millones de personas) de la población de América Latina y el Caribe”, alerta el documento de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
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El estudio, titulado “Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023“, sostiene que el porcentaje de la población que pasó hambre se redujo en 0.5 puntos respecto de 2021 (7%). Sin embargo, todavía es 0.9 puntos porcentuales superior, unos seis millones de personas, al de 2019 (5.6%), previo a la pandemia del COVID-19.
Tecnología y Alimentación
Ante este panorama se llevó a cabo el Seminario Cocinas en México 2023, donde se abordó la situación del sistema agrícola mexicano que vive una gran tensión entre los conocimientos tradicionales en la producción de alimentos y la agroindustria, ya que, por un lado, los campesinos han acelerado cambios en su modo de producción para satisfacer las demandas del contexto capitalista; por el otro, resisten con las formas de siembra aprendida de sus antepasados.
Ciertas personas en el mundo tienen el control de los medios de producción y tecnologías, mientras que la mayoría proporciona su fuerza de trabajo y consumo. El capitalismo, dijo, se transformó hacia 1970 en globalización y neoliberalismo, con énfasis en generar servicios y privatización tanto en salud como alimentación: aspectos que antes eran un derecho, afirmó la investigadora Lilia Hernández Albarrán.
“Hoy, el transhumanismo, cuya premisa se basa en el uso de la ciencia y la tecnología para alcanzar la excelencia evolutiva humana, está rompiendo con los límites biológicos y desmaterializando el cuerpo”, aclaró la investigadora Lilia Hernández Albarrán.
Por su parte, la antropóloga del Grupo ETC, Verónica Villa Arias, expuso al dictar la charla “Capitalismo digital y agricultura” que la pandemia de la COVID-19 evidenció fallas catastróficas en la producción de alimentos, lo que llevó a los capitalistas a referir que “el sistema alimentario estaba roto” y, por tanto, era necesario recurrir a la agricultura industrial; sin embargo, la tecnología aplicada al campo no se desarrolla equiparablemente en todo el mundo.
“La digitalización empobrece las habilidades de las personas rurales; además, provoca monocultivos por el uso de maquinarias e inteligencia artificial para la plantación y cosecha. A pesar de que los mecanismos que detectan la maduración de los frutos aún siguen en prueba, ya hay empresas en competencia por ver quién robotiza el trabajo agrícola”, aclaró la antropóloga del Grupo ETC, Verónica Villa Arias
Ahondó que otro aspecto importante son las plataformas agrodigitales, donde la empresa obliga al agricultor a compartir sus procesos de siembra y a comprar los productos que ella ofrece como semillas, maquinaria y fertilizantes; esa situación ha motivado el interés de varios inversionistas capitalistas del mundo, ya que opera de manera legítima.
Concluyó que la comida que alimenta a la mayoría de la gente no viene de las grandes empresas, sino de redes marginadas del mercado mundial o de la industria; pero esa agricultura no recibe los beneficios de las nuevas tecnologías, ya que hay comunidades que no cuentan con luz, agua potable, fertilizantes o plaguicidas, pero aún así producen el alimento.