Ya pasaron 42 años desde que se dio a conocer que una noticia que puso en vilo a la humanidad en la década de los 80’s del siglo pasado.
En 1984, tres años después de los primeros casos, se identificó el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) como agente causal del Sida, enfermedad mortal que prevalece hasta nuestros días.
El primer test para diagnosticar el virus surgió en 1985. La muerte por Sida del actor de cine Rock Hudson ese mismo año instala el tema en la agenda mediática del mundo y de la región, y comienzan las campañas de testeo. Pero, sin antirretrovirales todavía disponibles, los médicos solo podían ofrecer tratamiento para las infecciones oportunistas.
A punto de terminar el 2023, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) se desarrolla en una minoría de personas que carecen de acceso a tratamiento antirretroviral; quienes lo reciben pueden vivir con una expectativa igual a la de aquellas que no están infectadas, consideró expresa el académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, Roberto Vázquez Campuzano.
Ahora, 42 años después los avances médicos han evolucionado a hasta encontrar tratamientos que han reducido este temor y brindan una buena calidad de vida a quienes han adquirido este virus.
Este 1 de diciembre, día que se conmemora el Día Mundial de la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida (Sida) y la Asociación Desarrollo Humano y Sexualidad (Dehusex), expertos hablan de los avances científicos para combatir esta enfermedad.
“Con el tratamiento antirretroviral, la inmunodeficiencia ya no es un factor para el desarrollo del padecimiento. Ahora se considera crónica con cura funcional, es decir, que con tratamiento ya no desarrolla enfermedades oportunistas asociadas’’, aseguró Roberto Vázquez Campuzano, académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
¡Hablemos del SIDA, logremos un cambio!
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Todavía no existe la erradicación del virus ni la cura clínica, pero la funcional favorece que, con el consumo disciplinado de sus medicamentos, la persona viva de manera similar al resto de la población, menciona.
El especialista subraya que el tratamiento incluye varios tipos de antirretrovirales, hoy se consumen dos o tres cápsulas al día de medicamentos combinados, mientras que en décadas pasadas de 10 a 12 pastillas cada 8 horas.
“El problema es que no toda la gente tiene acceso al tratamiento. Tenemos entre 80 y 85 por ciento de cobertura en México (incluyendo servicios del IMSS, ISSSTE, PEMEX, SEDENA y otros), y el resto son las personas que desarrollan SIDA. En general, se ubican en poblaciones rurales del país”, enfatiza.
Aunque las muertes relacionadas con el SIDA han descendido casi un 70% desde el 2004, cada minuto alguien muere de SIDA.
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"Podemos -y debemos- acabar con el SIDA como amenaza para la salud pública de aquí a 2030", @antonioguterres.#DíaMundialDelSIDA pic.twitter.com/aNJddti9LP
¿En qué consiste la estrategia 90-90-90?
El especialista refiere que en el caso del VIH hasta ahora no es viable una vacuna. “En 2019 se hizo un intento con la vacuna MOSAICO, que se probó en ocho países (entre ellos México) e incluía antígenos de muchos virus, pero se suspendió en 2021 el proyecto porque confería muy poca inmunidad”.
Actualmente, la ONUSIDA tiene en funciones la Estrategia 90-90-90, que inició hace 15 años, la cual tiene como objetivo que 90% de las personas infectadas en el mundo conocieran que estaban contagiadas; que 90% de ellas estuviera bajo tratamiento antirretroviral, y que de estas el 90% tuviera cargas virales indetectables (lo que significa una enfermedad no transmisible).
“Actualmente en varios países vamos en 95-95-95, pero aún no llegamos a 90-90-90 en otros, y la meta es para 2025. Si lo logramos, se piensa que para el 2030 ya no habrá transmisión del virus”, resalta.
Es una meta muy ambiciosa, pero si la logramos quienes viven con VIH y están bajo tratamiento van a tener una vida normal, y esperaríamos que para 2050 se erradique.