Son caricaturistas, moneros o cartonistas. Son herederos de una tradición que se ha mantenido en los medios, principalmente en la prensa escrita.
Es una tradición en México muy vieja en el siglo XIX entonces la caricatura política de ser muy arraigado en México; siempre ha tenido mucho público, más que en otros países. La caricatura política existe en muchos países obviamente, pero lo que yo sí he notado es que en México tiene como un público más amplio, porque tiene una tradición muy antigua”, explicó el caricaturista Antonio Helguera.
“El tema de la libertad es muy padre, porque en parte es la libertad que tenemos hacia a fuera, es decir, vivimos en los tiempos en donde la libertad de expresión es tal, puedes publicar lo que sea en tus redes sociales, opinar lo que sea claro después te cierran la cuenta si te pasas de la raya, pero generalmente los moneros, que también nos pasamos de la raya, hemos gozado de esas libertades desde hace mucho”, señaló el caricaturista Juan Alarcón Ayala.
Han sido y continúan siendo críticos y analistas de los gobiernos en México, porque a través de sus trazos humorísticos, plasman su pensamiento político.
No es solamente decir una crítica, sino cómo a esa crítica le inyectas amor, que es ahí donde la marrana tuerce el rabo, porque no es nada fácil. Una cosa es ser caricaturista, caricaturistas somos varios, somos muchos, pero humoristas, humoristas gráficos, creo que de seguir entrando empiezan las complicaciones”, refirió Alarcón Ayala.
Para el caricaturista Antonio Helguera “el componente principal de la caricatura política es el humor, en mi caso es lo más difícil de ser, pero el humor como es el momento principal y además es una expresión muy personal, cada caricaturista tiene su peculiar y personal sentido del humor”.
Alarcón y Helguera coinciden en que la libertad de expresión es amplia y atrás han quedado los tiempos de las amenazas provenientes del Gobierno, porque ahora, se da una apertura total a la crítica.
No es censura, no es lo que hacía Salinas, no es lo que hacían los priistas o los panistas, porque también eran buenos para censurar, es decir, no eran muy magnánimos con la libertad de expresión, ahora me extraña que ahora hablen de censura y persecución y no es cierto”, enfatizó Helguera.
Respecto a los riesgos que corre al realizar esta actividad, Ayala señaló haber sido amenazado bajo la leyenda “el jefe dio la orden”.
Tuve unas amenazas horribles en el sexenio de Peña Nieto por una caricatura que hice de él y fui parte de estos periodistas amenazados con la leyenda “el jefe ya dio la orden”, cuando Héctor de Mauleón y Denisse Dreser, entre otros, los amenazaron también”, explicó.
Hoy sus trabajos tienen más alcance gracias a las redes sociales, por lo que una caricatura es más vista y puede gustar o no a determinados sectores sociales, sobre todo, si se trata de un trabajo en el que se implica la figura presidencial.
Con esa actitud que tiene de cercanía del pueblo, pues complica el trabajo de los moneros, porque cuando lo criticamos, la gente cree que uno está en contra de este cuate o que uno pertenece a un partido político, pero también lo que me da mucha risa es que cuando gobernaba el pan, me decían chairo y ahora, pues ahora soy un fifi”, comentó Alarcón Ayala.
“No veo por qué no el Presidente responde a lo que se le dice en la prensa, porque no habría de ser, insisto, malo sería que hubiera un tipo de persecución contra sus críticos, hubiera un tipo de control el tema de la publicidad en contra de los medios que lo critican y no es así”, explicó el caricaturista Antonio Helguera.
Helguera y Alarcón, al igual que los caricaturistas en México, continuarán publicando sus trabajos, sabiendo que la nueva educación política que existe en el país es más crítica, exigente y dinámica, y que, sin duda, requiere de su trabajo.