Donald Trump llegó este lunes a un tribunal de Nueva York, en un momento histórico, al ser el primer expresidente de Estados Unidos que se enfrenta a un juicio penal. Esta situación amenaza con agitar la campaña presidencial de 2024.
Vestido con su característica corbata roja y traje azul oscuro, el candidato republicano, de 77 años, saludó poco antes a la gente que lo esperaba a la salida de la Torre Trump para dirigirse al Tribunal Penal de Manhattan, donde se le juzga acusado de maquillar documentos contables para encubrir un supuesto encuentro sexual con una actriz de cine para adultos.
“Esto es un asalto a Estados Unidos. Nunca había ocurrido nada parecido”, dijo el magnate republicano a su llegada al tribunal donde le juzgarán acusado de ocultar un pago de 130 mil dólares a la exactriz porno Stormy Daniels, para comprar su silencio sobre una relación extramatrimonial y proteger así su campaña de 2016.
El exmagnate no está acusado por el pago en sí, sino por haberlo disfrazado como gastos legales de la Organización Trump, la empresa familiar, lo que puede acarrearle una condena de hasta cuatro años de cárcel.
Sin embargo, la sentencia no sería obstáculo para que se presente a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, en las que se enfrentará por segunda vez al demócrata Joe Biden, que le derrotó en los comicios de hace cuatro años.
También podría llegar a ser presidente, aunque sería una situación sin precedentes.
Donald Trump tiene “mucho en juego”
“Lo que está en juego es mucho, porque Trump y sus abogados han logrado hasta ahora retrasar los (otros) juicios que tiene pendientes por los intentos de revertir los resultados de la presidencial de 2020 y de su gestión de documentos clasificados que se llevó a su casa cuando dejó la Casa Blanca”, comentó Carl Tobias, profesor de derecho de la Universidad de Richmond.
Por el momento, este juicio que empieza este lunes, el caso más débil de los diferentes frentes legales que Trump tiene abiertos, según los expertos, parece ser el único que se juzgará antes de las elecciones, pese a los múltiples intentos de sus abogados por atrasar su celebración.
El sábado por la noche, en un mitin en Pensilvania, Trump se volvió a declarar víctima de una persecución judicial y política de los demócratas que quieren impedirle llegar a la Casa Blanca.
“Nuestros enemigos quieren quitarme mi libertad porque nunca los dejaré que les quiten la suya”, dijo a sus seguidores.
Trump aseguró que declarará en el juicio, que puede durar entre seis y ocho semanas.
El tribunal de Manhattan, en el sur de Nueva York, se encuentra bajo máxima alerta. Se esperan manifestaciones tanto de seguidores como de opositores al exmagnate, además de medios de comunicación de todo el mundo.
A diferencia de otros estados, en los tribunales de Nueva York las cámaras de televisión no están autorizadas, por lo que solo la prensa escrita contará el desarrollo de este juicio que suscita un gran interés.
El proceso judicial se inicia con la selección de los doce jurados que tendrán la responsabilidad de declarar por unanimidad al magnate “culpable” o “no culpable”, un proceso que puede llevar varios días.
Los doce finalistas y seis suplentes serán seleccionados después de responder a un minucioso cuestionario sobre sus simpatías políticas y, sobre todo, sobre su imparcialidad y capacidad para definir la suerte de uno de los políticos más influyentes de los últimos tiempos, tanto en Estados Unidos como en el mundo.
El millonario está acusado de 34 falsificaciones de documentos contables de la Organización Trump para camuflar como “gastos legales” los pagos realizados a Stormy Daniels, que adelantó de su bolsillo el entonces abogado de Trump y hombre de confianza, Michael Cohen, actualmente enemigo jurado y quien será uno de los testigos claves de la acusación.
El juicio tendrá que demostrar qué sabía Trump de dichos pagos, por los que Cohen ya fue condenado.