A casi cuatro décadas de haberse diagnosticado los primeros casos del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en el mundo, aún no ha sido posible obtener una vacuna para combatirlo.
No obstante, los avances médicos han permitido mejorar la calidad y expectativa de vida para quienes lo padecen. Aun así, esta enfermedad no se puede considerar superada.
Se considera que la orientación, prevención y el uso del preservativo son fundamentales para evitar contagiarse, especialmente en los jóvenes quienes inician su vida sexual; sin embargo, también son factores de riesgo la realización de tatuajes, colocación de piercings o el uso de agujas.
México ha avanzado en erradicar la transmisión del VIH por vía perinatal -de madre a hijo-, lo cual significa que los niños y niñas de mujeres con esta infección, que antes tenían una supervivencia de tres años, hoy pueden tener una vida sana.
Se tiene un 98% de avance en esta meta que significa también que los niños van a vivir con su mamá que recibe tratamiento retroviral y van a tener todas sus expectativas de vida”, afirma el experto del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, Roberto Vázquez Campuzano.
Sin embargo, César Torres Cruz, académico del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), señala que si bien se ha prosperado en la atención a quienes viven con este virus, fundamentalmente por el acceso a los medicamentos antirretrovirales, persisten las barreras de género y las mujeres viven este padecimiento de manera diferenciada a los hombres, por lo cual se requieren más políticas públicas en su favor.
Roberto Vázquez Campuzano subrayó que mientras en los primeros años de detección del VIH había una mujer por cada siete hombres infectados, ahora la relación es de una por cada cuatro varones.
En tanto, Torres Cruz, especialista en género, salud y sexualidad, comentó que en nuestro país las mujeres con este virus son mayoritariamente heterosexuales y viven en contextos de violencia y pobreza.
Así lo ha documentado en estudios respecto a las profilaxis previas o posteriores a una práctica sexual de riesgo.
Hombres que viven en la Ciudad de México y piden la profilaxis post-exposición son cercanos al discurso gay, conocen los riesgos, han sido socializados bajo la retórica del VIH, conocen las intervenciones biomédicas mientras las mujeres que lo demandaron no estaban tan socializadas con el virus, tenían prácticas heterosexuales y muchas de ellas, lamentablemente, tuvieron la práctica de riesgo en un contexto de abuso sexual por lo que tenían miedo de quedar embarazadas y/o adquirir una infección de transmisión sexual como el VIH”, expone.
Según estadísticas del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/Sida, de los seis mil 417 casos notificados en el país hasta el tercer trimestre de este año, 16 fueron por transmisión perinatal -el 0.2%-, mientras que por la vía sexual, seis mil 370 (99.3)%; y 31 -0.5%- entre usuarios de drogas intravenosas. No se reporta ningún caso por transfusión sanguínea.
Vázquez Campuzano comenta: “hemos hecho visitas de supervisión a diferentes estados del país, identificado áreas de oportunidad y tenemos cubierto cerca de 98 por ciento del plan para eliminar la transmisión perinatal.
Teníamos la meta del 100% para este 2020, pero la pandemia no nos ayudó. El año que viene vamos a retomar las actividades para alcanzar este objetivo internacional”, agregó quien se ha desempeñado como jefe del Departamento de VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual, en el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológico (InDRE).
La meta es posible de alcanzar: en 2015 Cuba se convirtió en el primer país del mundo en obtener la validación de la eliminación de la transmisión del VIH de la madre a sus niños, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al respecto, Torres Cruz subraya que se deben impulsar más acciones a favor de las mujeres que viven con este padecimiento todavía muy estigmatizado socialmente y más en el género femenino.
Se les marca como mujeres con muchas prácticas sexuales o que no son buenas mujeres porque ejercen su sexualidad. Eso generalmente es castigado por sociedades patriarcales que les establece ser madre, ser esposa y cuidadora. El VIH aflora estos mandatos de género, esta imposición de cuidar a las otras personas y cuidarse a sí misma”, añadió.
Incremento en la esperanza de vida
El año pasado el doctor Pablo César Espinosa Larrañaga, de los Servicios Médicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, relata que atendió a un joven que presentaba alteraciones y depresión.
Luego de platicar un rato con él, me dijo: ‘Ya me voy a morir’. Le pregunté por qué decía eso y me contó que se había hecho una prueba y había dado positivo, que tenía Sida”, recordó.
Entonces el médico le explicó que podía vivir con VIH, que es distinto a presentar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Le pidió hacerse una prueba confirmatoria -de Western Blot- para entonces valorar si requería canalizarlo a la Clínica Especializada Condesa, a algún Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS), a fin de realizarse más estudios y recibir tratamiento oportuno.
Siempre les digo que regresen, que me informen qué es lo que está ocurriendo y si tienen alguna duda de cómo tomar los medicamentos o efectos de éstos, me busquen”, agregó quien también ha brindado apoyo en los Servicios de Orientación en Salud (SOS) de la Dirección General de Atención a la Salud de la UNAM.
Les dice a quienes se acercan a él porque tienen inquietud tras haber tenido alguna práctica de riesgo, principalmente sexual, que el panorama ha cambiado para las personas que viven con VIH; su esperanza de vida aumentó, pero también deben confirmar si contrajeron chancro, sífilis, gonorrea, chlamydia o el Virus del Papiloma Humano.
Vázquez Campuzano coincide en que se ha logrado que deje de ser una enfermedad mortal para ser una crónica, con cura funcional; es decir, los pacientes no eliminan el virus, pueden transmitirlo, pero con medicamentos antirretrovirales se puede suprimir su replicación, mantenerlo en los niveles más bajos posibles y evitar complicaciones por enfermedades oportunistas.
Cuando empezamos a hacer la detección en México teníamos como 100 casos registrados vivos, no había medicamentos antirretrovirales, la sobrevida estimada era de un año y solamente había tres unidades de atención. Actualmente contamos con 19 medicamentos en 32 presentaciones, la sobrevida ha aumentado 44 años, existen más de 400 unidades de atención en el país”, agregó.
Meta 90-90-90
Otra meta de ONU Sida es que para 2025 el 90% de las personas portadoras del VIH sepan que están infectadas, y al menos el 90% tenga acceso a medicamentos antirretrovirales para que sus cargas virales sean indetectables; es decir, que no sea infecciosa.
Una de las estrategias más importantes para alcanzar este escenario en nuestro país es que quienes acuden a centros de salud, principalmente de la Secretaría de Salud del Gobierno federal, se les realice una prueba rápida: si están infectados reciben tratamiento y se analiza su carga viral, a fin de que no transmitan la infección y la puedan controlar, añadió Vázquez Campuzano.
Desde 1983 hasta el tercer trimestre de este año, México tenía 312 mil 954 casos acumulados de personas con VIH. La Ciudad de México ocupa el primer lugar en número de casos reportados, seguida del Estado de México y Veracruz. En promedio, se notifican poco más de 17 mil anuales.
El especialista universitario explica que el fenómeno migratorio impacta en los programas contra este virus, ya que estados fronterizos como Baja California reciben población flotante proveniente de diferentes regiones del mundo, que busca cruzar hacia Estados Unidos, y aunque son portadores del virus y candidatos a tratamiento, dan datos falsos y no quieren ser identificados.
Otro factor prioritario a atender son las comunidades rurales, particularmente del sur-sureste de México, que tienen poco acceso a servicios de salud.
De igual forma, hizo un llamado a la población, en especial a los jóvenes, a cuidarse porque muchos no perciben el riesgo de este virus que está latente, esperando la oportunidad.
Hay que evitar las posibilidades de infección, las actividades que puedan representar algún riesgo y no solamente por las vías de transmisión -sexual, perinatal, transfusión- sino por el uso de agujas, aplicación de tatuajes o piercings, particularmente en sitios que no están controlados”, remarcó.