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‘Los sepultureros del PRD’: una desaparición anunciada

Por las filas del PRD pasaron figuras entregadas a la izquierda mexicana, pero también quienes lo debilitaron y ahora lo entierran.

Nació un 5 de mayo de 1989. Su génesis fue la alianza de las diversas izquierdas agrupadas en el Frente Democrático Nacional, con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza.

Murió el pasado 2 de junio, ahora sí, con el nombre que llevó durante más de 30 años: Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La historia de este partido marcó a México. De ahí salieron los Cárdenas, los Muñoz Ledo, los Heberto Castillo, los López Obrador, las Ifigenias Martínez, y muchos más que se entregaron a la lucha de la izquierda mexicana.

Pero también estuvieron ahí quienes lo enfermaron, lo debilitaron y hoy son sus enterradores. Sus nombres: Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete, Graco Ramírez y Guadalupe Acosta Naranjo, entre otros; el llamado grupo de “Los Chuchos”.

Este grupo tuvo como maestro y mentor a Rafael Aguilar Talamantes, un viejo político acostumbrado a vender sus principios por dinero, una práctica que sus alumnos, “Los Chuchos”, seguirían al pie de la letra.

Y con ellos, otros personajes también pusieron su cuota para el derrumbe: Amalia García, Rosario Robles, Ramón Sosamontes, Alejandra Barrales, Manuel Granados, Fernando Belaunzarán, Ángel Ávila y otros que llevaron al perredismo a la ruina.

Todas y todos ellos cargaron hoy el ataúd del PRD, aunque no todos hacen duelo.

El derrumbe del PRD

La Presidencia del PRD estuvo en manos de Cuauhtémoc Cárdenas, Roberto Robles Garnica, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador, Pablo Gómez, Amalia García, Rosario Robles, Leonel Godoy, Leonel Cota Montaño, Graco Ramírez, Guadalupe Acosta; hasta la llegada de Jesús Ortega y después Jesús Zambrano, quienes tomaron el control de la dirigencia.

Sin embargo, los años del esplendor del PRD se escribieron bajo los liderazgos de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, pero después de este último, sobrevino el cataclismo.

Aquellas viejas glorias del PRD y su lema “Democracia ya, patria para todos”, se alejó de sus principios. Se fue acercando a la derecha panista y a la corrupción priista.

La crisis y declive del PRD

La primera sentencia de muerte fue luego de que López Obrador dejara la dirigencia del partido. A partir de ese momento, las fuerzas de Amalia García chocaron contra las de Jesús Ortega. A este encontronazo se le bautizó como “Chuchos contra Amalios”.

Un fraude generalizado dejó a Amalia García como presidenta, pero “Los Chuchos” rápidamente tomaron venganza y se volvieron contra el partido, de sus recursos y comenzó con ellos el declive y muerte del PRD.

Después, el perredismo sufrió un segundo golpe mortal: la salida de Andrés Manuel López Obrador.

“Agradezco a los militantes del PRD, partido en el que me tocó participar desde su fundación, del cual fui dirigente y en el que milite en estos 23 años”, señalaba López Obrador en diciembre de 2012.

Tres meses después, con el control del Sol Azteca, “Los Chuchos” se entregaron al priista Enrique Peña Nieto, mediante el Pacto por México, esto, pese a las advertencias que muchos les hicieron y que ellos mismos reconocieron.

“A nosotros como partido de la izquierda nos dicen que estamos entregando nuestro capital político y que nos estamos desdibujando como izquierda y que estamos perdiendo nuestro perfil de izquierda, sabemos que es un riesgo, pero vale la pena asumirlo”, señalaba entonces Jesús Zambrano.

Resguardo de la sede nacional del PRD. FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

A partir de entonces, sus principales figuras comenzaron a dejar las filas del partido. Primero, Cuauhtémoc Cárdenas.

“Me preocupa las ausencias del partido como institución de las luchas que están librándose en distintas partes del país”, indicaba en 2014.

En una carta dejó testimonio del extravío del PRD, al señalar que renunciaba a su militancia de manera irrevocable, debido al silencio de la dirigencia y la falta de apertura. Así, poco a poco las bases dejaron el partido y las salidas no pararon.

“De manera muy clara, el partido se tiene que transformar y sino sucede, y si en un Congreso no reencauza su camino como raíces que le dieron origen, pues habremos muchos más los que valoraremos si es pertinente mantenerse en esta fuerza política o no”, apuntaba Amalia García, exmilitante perredista.

Aquel partido que llegó a ser segunda fuerza política en 2006, que con otros partidos gobernó 16 entidades, quedó atrapado por “Los Chuchos”, que colocaban a sus cercanos en la dirigencia: Carlos Navarrete, Agustín Basave, Beatriz Mojica, Alejandra Barrales, Manuel Granados, Ángel Ávila y Jesús Zambrano.

Y será, precisamente este último, el hombre que coloque el último clavo sobre el ataúd. Zambrano, el último sepulturero del PRD.

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