En San Martín Cuautlalpan el tiempo pareciera haberse detenido, muchos pobladores de esa comunidad perteneciente al municipio mexiquense de Chalco, se dedican a la elaboración de tabiques y todavía lo hacen de forma artesanal, igual que hace 100 años.
Es un oficio que viene de abolengo, entonces mi abuelo y mi papá pues a esto se dedicaban y pues yo ya lo aprendí’’, José Manuel Apolonio Orozco, fabricante de tabiques.
Con azadón en mano Manuel comienza a mezclar arcilla, arena, aserrín, estiércol y agua.
Después con los pies, como le enseñó su papá, revuelve esta mezcla.
Yo creo que por la manera en que se siente con las manos y con los pies, cuando ya tiene esa textura que ya a nosotros nos dice que ya se puede hacer el tabique’’, aseguró José Manuel Apolonio Orozco, fabricante de tabiques.
El tacto y su experiencia le dicen que es momento de dar forma a los ladrillos, con las manos vierte la mezcla en el molde, a puñados llena cada hueco, lo desmolda y lo deja secar 4 o 5 horas.
Y ya después se acomoda en las cintarillas, le llamamos cintarillas que formamos con un tabique y ahí se enreja para que ya se seque totalmente y ya de ahí lo puedan cargar al horno’’, aseguró José Manuel Apolonio Orozco, fabricante de tabiques.
A Chimino, como le dicen sus amigos, le toca cargar con su mecapal los tabiques, que el sol secó durante 3 o 4 días, y acomodarlos en el horno.
“Yo me llevo 32 tabiques, por lo regular 32 se cargan por cada viaje’’, dijo Maximino Abad Valdés, fabricante de tabiques.
Son 80 kilos en cada viaje, que repite unas 90 veces al día.
“30 viajes en un millar’’.
Pero yo debo de meter para cumplir mi jornada entre dos y tres millares diario.
Cuando el horno está lleno
Es momento de encenderlo.
Martín, deberá mantener el horno de leña ardiendo durante tres días.
Por su parte, Martín Flores Rodríguez otro fabricante de tabiques dijo que: “en ratos nada más dormimos luego en la noche, pues hay que seguirle echando para hacer menos también’’.
Es un trabajo pesado, y la paga apenas alcanza.
La vamos pasando siquiera para comer, porque no es un trabajo en donde ganemos mucho, nada más para irnos sosteniendo también nosotros’’, dijo Martin Flores, fabricante de ladrillos.
“Si hago 500 sería aproximadamente unos 170, 180 pesos’’
Pero en Chalco todavía son miles de personas las que dependen de este oficio.
Por su parte, Rufo Lozada Arenas, presidente de Artesanos tabiqueros de San Martin Cuauhtlalpan, dijo que: en diferentes pueblos como es San Martín, Cuauzingo, San Lucas, un aproximado no más de entre 120,150 hornos, de los cuales nosotros agrupamos el 80 o 90 por ciento que vienen siendo entre 80 y 85 socios dueños de hornos.
“Nosotros en la agrupación que nosotros tenemos por lo menos dependen entre dos mil y 2 mil 500 personas’’, dijo
Oficio ancestral que está en riesgo, su método de trabajo es obsoleto y poco eficiente.
Además se encuentran bajo la mira de las autoridades ambientales porque cada vez que le atizan a sus hornos desprenden densas columnas de humo.
La humareda realmente es porque nuestra combustión no es eficiente’’, dijo Ángel Hernández Vega, secretario de Artesanos Tabiqueros de San Martín Cuauhtlalpan.
Hemos implementado unos ventiladores para inyectarle aire, porque como todos sabemos, para que haya una buena combustión necesita aire, entonces al meterle aire nosotros a nuestros hornos reducimos en un 80% la humareda.
Ahora sólo tienen permitido quemar madera, nada de plásticos, llantas, ni chapopote.
Además acordaron con las autoridades horarios para encender y atizar sus hornos, no lo hacen a la hora de mayor emisión de partículas contaminantes.
No podemos atizar de seis de la mañana a nueve de la mañana, por qué, porque en esa hora el humo se pone denso y es más difícil que se expanda y entonces o sea se contamina un poquito más’’, dijo Rufo Lozada Arenas, presidente de Artesanos Tabiqueros de San Martin Cuauhtlalpan,
Por primera vez, históricamente, yo creo en toda la república, Chalco ha sido el primero que tiene sus impactos ambientales, sin multas.
Ellos saben que es momento de modernizarse, pero no saben cómo.
Necesitaríamos asesoramiento técnico para tecnificar nuestro trabajo y hacerlo más digno y asesoría en administrar un negocio porque no sabemos’’, dijo Ángel Hernández Vega, secretario de Tabiqueros de San Martín Cuauhtlalpan.
“Quién nos la puede dar pues seguramente la gente como los que son investigadores del politécnico y de la UNAM quién nos la puede vincular, pues deben ser los gobiernos municipales forzosamente’’, dijo Rufo Lozada Arenas, presidente de Artesanos tabiqueros de San Martin Cuauhtlalpan.
Confían en que con ayuda de expertos podrán seguir colaborando en la construcción de un México mejor.