Luego de la debacle de 2006, Andrés Manuel López Obrador confirmó su candidatura en noviembre del 2011 para los nuevos comicios presidenciales del 2012.
Sin haberse retirado del ojo público, participando en mítines, marchas y señalando las deficiencias e injusticias del Gobierno en turno, conservaba aún popularidad de diversos sectores de la población, si bien no parecía ser el mismo candidato que fuera casi seis años atrás.
En esta ocasión, López Obrador, por la coalición Movimiento Progresista (PRD, PT y el renombrado Movimiento Ciudadano), se enfrentaría a Enrique Peña Nieto, candidato por el PRI y Partido Verde; a Josefina Vázquez Mota, por el PAN; y a Gabriel Quadri, por Nueva Alianza.
Todas las encuestas “oficiales” colocaban a Peña Nieto como el favorito para hacerse con el triunfo, seguido por AMLO, quien poseía mayor preferencia en sondeos y en encuestas independientes.
Las campañas comenzaron oficialmente en febrero del 2012, con un AMLO que presentaba su “Proyecto Alternativo de Nación” y reiteraba su compromiso con la justicia social y el combate a la corrupción.
Los siguientes meses los dedicaría a recorrer el país, promoviendo una “República Amorosa”; es decir, valores éticos y morales en la política nacional.
En mayo participó en el primer debate presidencial, durante el cual se centró en criticar la corrupción y la política económica de sus contrincantes, alegando, como siempre lo hacía, a atender primero a los más necesitados.
Similar fue su participación en el segundo debate, en junio, cuando reforzó sus críticas, más enfocadas en Enrique Peña Nieto. El priista permanecía al frente de las encuestas y fue cuestionado por sus casos de corrupción como gobernador del Estado de México.
A pesar del multitudinario cierre de campaña en el Zócalo de la Ciudad de México, de llamar a la defensa del voto, a votar con conciencia, el panorama no parecía tan contundente a su favor como lo fuera en 2006.
Finalmente, el 1 de julio de 2012, evidenciaron dicho síntoma: AMLO obtendría el segundo lugar, con 31.6% de los votos, por 38.2% de Enrique Peña Nieto, quien se convertiría en el nuevo presidente de México.
AMLO denunció las irregularidades durante las elecciones e impugnó resultados ante el TEPJF, que no obstante confirmó la validez de los comicios.
