Ciencia

“Lunas de octubre son las más bellas”… Es más que una frase

Octubre presenta condiciones ideales para observar la luna llena y el perigeo, lo que la hace lucir más brillante.

Que las lunas de octubre son las más bellas es más que una frase…

En realidad, lucen mejor porque los cielos de este mes son idóneos para disfrutar algunas joyas de la astronomía, como nuestro satélite natural.

“Cuando pasan las lluvias, la cantidad de humedad en el cielo es muy pequeña, lo que hace que los cielos dejen de ser brillantes y se conviertan en cielos oscuros”, explica Wilder Chicana Nuncebay, astrónomo del Planetario “Luis Enrique Erro” del IPN.

“Una luna en contraste con un cielo oscuro se ve mucho más brillante”, agrega.

En estas noches, la luna luce ligeramente más grande y brillante por dos fenómenos: el perigeo (su mayor acercamiento a la Tierra, de 344 mil kilómetros) y la luna llena.

Esto se aprecia como lo que en Europa llaman “la luna del cazador”.

“Estaríamos viendo una luna bastante brillante, mucho más que lo usual, con un tamaño un 15 por ciento más grande”, afirma Nuncebay.

En las madrugadas de octubre, también se puede disfrutar de otro fenómeno atractivo: la lluvia de estrellas “Oriónidas“.

Se le considera lluvia porque se aprecian muchas “estrellas fugaces“, que en realidad son restos de un cometa que coinciden anualmente con la órbita terrestre. Las mejores madrugadas para disfrutarlas son del 20 al 22 de octubre.

“Estos son cuerpos rocosos que formaron parte del cometa Halley”, explica Nuncebay.

“El material entra a la Tierra y, mientras cae, sufre fricción con la atmósfera, comenzando a brillar”, añade.

Y el broche de oro del mes es el cometa Tsuchinsan-Atlas, cuyas imágenes se difunden en redes sociales. Aún es posible apreciarlo cuando el sol se oculta y baja su brillo.

“Este cometa tiene un periodo de 80 mil 700 años, aproximadamente. Al parecer, ya no regresará porque, al pasar cerca del sol, este alteró un poco su órbita. Parece que ya no volverá. De hecho, no teníamos esperanza de volver a verlo, ¡son 80 mil 700 años!”, comenta Nuncebay.

Para apreciar estos fenómenos, se recomienda ir a zonas apartadas y tener la suerte de contar con cielos despejados.

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