La violencia de género sigue siendo una trasgresión a los derechos humanos de las personas y una de las manifestaciones más visibles de desigualdad y ejercicio de poder.
Este tipo de violencia hace referencia a los actos dañinos contra una persona o grupo de personas por razón de género, cuyo origen data en la cultura patriarcal que discrimina no sólo a las mujeres, también a las niñas y personas de la diversidad sexual.
Hay que dejar en claro que el hostigamiento y el acoso sexual son formas de violencia, ya que conllevan humillación e intimidación.
Por si fuera poco, suelen dañar la salud, integridad y los derechos humanos de quienes las padecen.
Afortunadamente, por las implicaciones que tienen estas conductas, en nuestro país son reconocidas como delitos y están regulados en la Ley Federal del Trabajo, el Código Penal Federal y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
¿Qué son el hostigamiento y acoso sexual?
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), se definen de la siguiente manera:
Hostigamiento sexual: Es “el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva”.
Acoso sexual: Se expresa como “una forma de violencia con connotación lasciva en la que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos”.
Es bien sabido que tanto el hostigamiento como el acoso sexual en México, afectan principalmente a las mujeres. Aunque los hombres y las personas de la diversidad sexual también pueden ser víctimas, poseen una menor cultura de denuncia al recibir este tipo actos.
Este tipo de conductas pueden estar presentes en todos los ámbitos: en el transporte, en la escuela, en el espacio público y en los espacios laborales.
¿Por qué ocurren?
Hay diversos factores que propician este tipo de conductas:
- Machismo
- Estereotipos sobre la sexualidad
- Abuso de poder
- Una débil cultura de la denuncia