Siria estuvo gobernada por la familia Al Asad durante 53 años, a través de un régimen caracterizado por la aplicación de mano dura contra civiles y opositores.
En entrevista para Once Noticias, el doctor Moisés Garduño, experto en temas de Medio Oriente, sociedades árabes e islámicas, destacó que la caída del presidente Bashar Al Asad debe entenderse en un contexto de elementos geopolíticos a nivel local, regional e internacional.
“A nivel internacional, por el debilitamiento que ha presentado Rusia por el desgaste frente a la situación en Ucrania. Además, se suman manifestaciones antirrusas en ciudades de Moldavia, de Georgia, y un escenario como el escenario sirio, al representar una escalada de esta magnitud, habría sido muy difícil de defender con tropas, por lo que siento que Rusia se vio obligada a negociar la salida de Al Asad, a cambio de mantener sus privilegios militares en el Mediterráneo Oriental”, explicó.
Añadió que, a nivel regional, Al Asad experimentó una falta de apoyo por parte de Irán y Hezbolá, quienes han estado desgastados por la situación con Israel, que en los últimos meses ha asesinado a varios líderes de Hezbolá, de Hamas y de la propia Guardia Revolucionaria.
A nivel local, explicó que desde la guerra civil en Siria, el ejército nacional de Bashar al Asad era un ejército débil, moralmente derrotado.
La caída de la Dinastía Asad, que gobernó más de cinco décadas en Siria, trae consigo una fragilidad institucional, pues de acuerdo con el especialista ese podría ser el escenario, luego de una guerra civil de casi 14 años que ha dejado más de medio millón de muertes y millones de refugiados.
“Hay un Consejo Nacional de Transición que va a estar conformado por el Gobierno saliente de Asad y al Jwam y vamos a ver gente tratando de dar estabilidad institucional, controlando las carreteras, los impuestos, para controlar la institucionalidad y en este Gobierno de 18 meses, en ese momento cuando las instituciones sustituyen a los líderes y a la burocracia, se van a organizar y celebrar elecciones presidenciales”, externó.
¿Quién podrá liderar Siria?
El clan Assad pertenece a la minoría étnica alauita, que gobernó sobre una población mayoritariamente sunita, todos ellos dentro de la religión islámica.
En 2011, Siria entró en una guerra civil después de que el Gobierno de Bashar al Asad reprimiera violentamente unas protestas pacíficas. Este conflicto dejó un saldo devastador, más de medio millón de personas muertas y más de cuatro millones desplazadas que huyeron de sus hogares.
Durante su régimen, Asad encarceló y reprimió a los opositores, manteniendo su poder con el respaldo de Rusia e Irán.
Las fuerzas que lo derrocaron están compuestas por una coalición de rebeldes financiados por Arabia Saudita, Estados Unidos y Turquía, liderados por la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS).
“Esta victoria, hermanos, es una nueva victoria para la nación islámica… Esta victoria, hermanos, es una nueva historia para la región”, dijo Abu Mohamed al Golani, líder de Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Abu Mohamed al Golani encabeza HTS, un grupo surgido de la rama siria de Al Qaeda. Aunque rompió formalmente con la organización yihadista en 2016, Al Golani ha tratado de proyectar una imagen más moderada.
HTS gobernó la provincia conservadora de Idlib bajo la administración del “Gobierno de Salvación“, caracterizada por medidas represivas y una limitada libertad religiosa.
Algunos grupos rebeldes que participaron en la caída del régimen de Al Asad han sido acusados de violaciones a los derechos humanos. Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU mantiene a HTS en su lista de organizaciones terroristas debido a sus vínculos previos con Al Qaeda.
“Deseamos una Siria en donde los diferentes grupos religiosos y étnicos vivan en paz. Una nueva Siria con buenas relaciones con sus vecinos, que traiga estabilidad a la región” declaró Hakan Fidan, Canciller de Turquía.