El enviado especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Siria, Geir Pedersen, advirtió que la crisis aún no ha terminado en ese territorio, pese al derrocamiento de Bashar al Asad.
Destacó que en el norte del país persisten los enfrentamientos entre fuerzas kurdas y proturcas.
“El alto el fuego de cinco días expiró y estoy seriamente preocupado por los reportes de una escalada militar”, dijo Pedersen.
Asimismo, Pedersen advirtió que un escenario en el que regresan las hostilidades sería “catastrófico”.
Durante su visita se reunió con los nuevos líderes sirios y recorrió la prisión de Sednaya, uno de los lugares más temidos del régimen de Asad.
El diplomático pidió levantar las sanciones y brindar apoyo internacional para reconstruir el país devastado.
“Un movimiento concreto hacia una transición política inclusiva será clave para garantizar que Siria reciba el apoyo económico que necesita”, resaltó Pedersen.
Tras la caída de Asad, que gobernó en Siria durante 50 años, la comunidad internacional ha retomado contactos con Hayat Tahrir al Sham (HTS), exbrazo sirio de la red islamista Al Qaeda. El grupo lideró la ofensiva rebelde y ahora busca moderar su discurso.
Aunque HTS afirma haberse desvinculado del yihadismo, sigue catalogado como organización terrorista por potencias occidentales. Estados Unidos y Reino Unido mantienen esa clasificación.
El grupo radical, ahora en el poder, ha prometido proteger a las minorías religiosas en Siria.