
Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, conocidos como “Z40” y “Z42”, por ser líderes del grupo delictivo Los Zetas, que operaba en Nuevo Laredo, Tamaulipas, se declararon no culpables, en su audiencia en la Corte federal de Washington D.C.
Los hermanos Treviño, acusados de cuatro cargos relacionados con tráfico de drogas, son parte de los 29 presuntos narcotraficantes que el Gobierno de México trasladó a Estados Unidos, el pasado 27 de febrero.
Los cuatro cargos criminales que se les imputan a Miguel Ángel y Omar Treviño Morales son:
- Tráfico de cocaína y mariguana
- Crimen organizado
- Posesión de armas de fuego
- Lavado de dinero
Al declararse no culpables de dichos delitos, “El Z40” y “El Z42”, junto con sus respectivos abogados Frank Pérez y Clark Birdsall, respectivamente, se estableció que volverán a la corte para audiencias de estatus, o de seguimiento, el próximo 13 de junio, a las 14:00 horas.
Los fiscales estadunidenses han dicho que, por el cargo de crimen organizado, Los hermanos Treviño podrían enfrentar la pena de muerte. Además, pidieron que el caso fuera designado como complejo, lo que permitirá que se reduzcan las audiencias para agilizar el proceso para un juicio.
Durante la misma audiencia, también fueron presentados otros acusados, tal es el caso de Alfredo Rangel Buendía, alias “El Chicles”, exjefe de plaza para Miguel Alemán, Tamaulipas, para Los Zetas, quien sólo enfrenta un cargo por narcotráfico, del cual también se declaró no culpable, por lo que tendrá que regresar a la Corte.
“El Chelelo” de Los Zetas se declara culpable en EUA
Otro de los miembros de Los Zetas que tuvo audiencia este día, fue Eleazar Medina Rojas, alias “El Chelelo”, quien fuera jefe de plaza en Monterrey, Nuevo León, y quien se declaró culpable de un cargo de tráfico de cocaína y mariguana, tras haber negociado un acuerdo con la Fiscalía estadunidense.
“Entiendo todo su señoría, no quiero ir a juicio, quiero declararme culpable”, fueron las palabras de Eleazar Medina Rojas.
Ante esta declaración, alias “El Chelelo” enfrenta una sentencia mínima de 10 años y hasta prisión de por vida, además de una multa de hasta 10 millones de dólares.