Ante las crisis ambientales actuales, es viable retomar la relación que solíamos tener con los árboles.
- Para las sociedades precolombinas, estos organismos eran sagrados.
Diego Durán en el siglo XVI, cronista español, decía que le decían los mexicanos antiguos ‘es que los árboles en el otro siglo en el otro siglo eran seres humanos y después se convirtieron en árboles, y por lo tanto tienen alma, tiene espíritu’”, explicó Saúl Alcántara Onofre, del Consejo De Monumentos y Sitios, UNESCO.
Esa relación quedó registrada en códices y crónicas de la conquista.
Por ejemplo, el ahuehuete son las columnas del cielo, el tlallocan son cuatro árboles, el que sostiene el lecho del tlallocan”, comentó Alcántara Onofre.
Para los mexicas, el árbol sagrado era conocido como Tota, el dios de los bosques y se representaba como el tule.
“El libro 9 del Códice Florentino es el más extenso sobre la naturaleza y sobre todo los árboles, las hierbas medicinales, las hierbas ornamentales y el cultivo, y son alrededor de unas 200 especies, tanto árboles, arbustos y herbáceas”, señaló el especialista de la UNESCO.
Eran diversos los organismos presentes en mitos y en tradiciones.
La ceiba, el mezquite, el cacao, el huayacán, el pino ayacahuite que es bellísimo, los encinos, también, habla de los encinos. Hay una, que es la flor de la cuatlicue, que es la magnolia tallauma”, detalló Alcántara Onofre al hacer la comparación de nombres en las especies naturales.
- Árboles nacionales, presentes en ritos del poder.
El especialista miembro del Consejo De Monumentos y Sitios, UNESCO, señaló que “el mezquite, por ejemplo, está en el Códice Ferjévery Meyer, que es un libro 100 años antes de la llegada de los españoles. Y habla del mezquite, y los chichimecas también lo tenían como árbol sagrado”, puntualizó.
Un tlatoani tenía que estar ocho días debajo de la sombra de un mezquite y lo alimentaba el jaguar y el águila, durante una semana.