Científicos logran hacer crecer filete a partir de células de pollo
El nuevo sistema propone un entramado de tubos milimétricos, huecos y semipermeables.

¿Carne cultivada en laboratorio ya es una realidad? En esto trabajan científicos japoneses, creando una máquina que es capaz de imitar el aparato circulatorio del animal, consiguiendo una carne con una textura y sabor muy parecida a la carne de pollo.
Justifican que una de las razones es debido a la producción de carne a gran escala y las explotaciones ganaderas cada vez son más cuestionadas por su elevado consumo de recursos, como producir un kilo de carne de vacuno requiere de hasta 15 mil litros de agua, el impacto sobre el clima (este sector es responsable de cerca del 14,5% de las emisiones de gases invernadero) y su incompatibilidad en muchas ocasiones con el bienestar animal.
De acuerdo con lo publicado en la revista “Trends in Biotechnology”, la carne cultivada en laboratorio se consigue extrayendo células musculares del animal vivo (generalmente con un método poco invasivo, como una biopsia) y colocándolas en un biorreactor con un medio nutritivo, que simula las condiciones del cuerpo del animal. Poco a poco, se le administran los nutrientes que el músculo necesita para crecer, y las células se reproducen y organizan en estructuras similares al tejido muscular.
Uno de los principales problemas de esta técnica en que es complicado crear redes vasculares bien distribuidas; es decir, es difícil crear sistemas que imiten bien el aparato circulatorio de los animales (venas y arterias), que distribuyen los nutrientes por todo el músculo a lo ancho y largo del mismo. Normalmente, con sistemas sin ‘aparato circulatorio’, solo se obtienen láminas de carne de menos de un milímetro, lo que dificulta crear piezas que parezcan ‘filetes’ reales.
Sin embargo, el nuevo sistema propone un entramado de tubos milimétricos, huecos y semipermeables (a semejanza de los vasos sanguíneos) dispuestos en forma de cuadrícula por los que se distribuyen los nutrientes que viajan en su interior. En torno a ellos va creciendo la carne cultivada, que gracias a este sistema puede tener un mayor grosor.
Y una vez que crece el filete hasta el tamaño deseado, se retiran los tubos y la pieza acaba como un todo compacto, más parecido a un trozo de carne real. De momento, los autores han conseguido crear 10 gramos de músculo de pollo (lo que equivaldría a un bocado), pero aseguran que se pueden seguir ampliando el tamaño de las redes y conseguir piezas más grandes.
“Este sistema permite la distribución, alineación y contractilidad celular, así como la mejora de las propiedades alimentarias. Ofrece una alternativa práctica a los métodos vasculares y podría influir no solo en la producción de alimentos, sino también en la medicina regenerativa, las pruebas de fármacos y la robótica biohíbrida”, explicó Shoji Takeuchi, investigador de la Universidad de Tokio y autor principal.
Aclaró que replicar la textura y el sabor de la carne entera sigue siendo difícil. Además, los investigadores estiman que este sistema podría tener aplicaciones médicas.
“Es emocionante descubrir que estas diminutas fibras también pueden ayudar eficazmente a crear tejidos artificiales y, posiblemente, órganos completos en el futuro. Más allá de la alimentación, esta plataforma también podría impactar en la medicina regenerativa y la robótica blanda”, dijo Takeuchi.
Añadió que los desafíos adicionales para la investigación futura incluyen determinar los efectos a largo plazo de la perfusión en la calidad del tejido, adaptar la tecnología para la fabricación de órganos y la robótica biohíbrida, y mejorar aún más las propiedades mecánicas y la integridad estructural del tejido para imitar mejor las características del tejido muscular natural.
Los retos pendientes incluyen mejorar el suministro de oxígeno en tejidos más grandes, automatizar la extracción de fibras y la transición a materiales aptos para uso alimentario. Las soluciones pueden incluir el uso de transportadores de oxígeno artificiales que imiten a los glóbulos rojos, mecanismos de extracción de haces que extraigan fibras eficientemente en una sola operación y fibras huecas comestibles o reciclables.
La comercialización de la carne cultivada no está permitida en Europa; y en EE.UU. se puede consumir este tipo de producto en restaurantes y Japón, Corea del Sur o China ya están comenzando a regular su uso.