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Tratamiento temprano del herpes zóster reduce complicaciones: IPN

El virus causante de la varicela puede permanecer latente durante años y reaparecer como “culebrilla”, provocando dolor y lesiones en la piel.

El herpes zóster, conocido también como “culebrilla”, es una reactivación del virus Varicella-zoster, el mismo que causa la varicela. Según Jesús Miguel Torres Flores, investigador de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), este virus permanece inactivo en el sistema nervioso tras un primer contagio durante la infancia, y puede reactivarse años más tarde si las defensas del cuerpo disminuyen.

Adultos mayores, personas inmunodeprimidas o con enfermedades que afectan el sistema inmunitario son los grupos más propensos a desarrollar herpes zóster. Torres indicó que el estrés crónico también puede ser un factor que favorezca su aparición.

Síntomas y complicaciones

El primer síntoma del herpes zóster es una sensación de ardor, comezón o picazón localizada. Después, aparecen vesículas en forma de franja, generalmente en un solo lado del cuerpo. Estas lesiones, al igual que en la varicela, se secan con el tiempo y forman costras.

Sin embargo, muchos pacientes continúan experimentando dolor intenso, conocido como neuralgia postherpética, incluso después de que las lesiones han desaparecido.

Esta neuralgia puede afectar la calidad de vida, ya que involucra un dolor persistente o intermitente en los nervios encargados de la percepción sensorial. En algunos casos, el dolor puede ser tan severo que se vuelve incapacitante.

El investigador, también responsable de Bioseguridad en el Laboratorio Nacional de Vacunología y Virus Tropicales (LNVyVT), aclaró que al ser una infección viral, el herpes zóster no se trata con antibióticos, sino con antivirales prescritos por un médico. El tratamiento temprano reduce la duración de la enfermedad y el riesgo de complicaciones.

Para evitar el contagio de varicela, recomendó la vacunación infantil, que consiste en una primera dosis entre los 12 y 15 meses y un refuerzo entre los 4 y 6 años. Además, existe una vacuna para prevenir el herpes zóster recomendada para personas mayores de 50 años, que ayuda a disminuir significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad en etapas posteriores.

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