¿Cómo se detectaron las ondas gravitacionales?
Las ondas gravitacionales son explosiones extremadamente energéticas y son millones de veces más poderosas que cualquier bomba atómica.

En la década de los 70, en plena guerra fría, un satélite norteamericano que monitoreaba si la extinta Unión Soviética realizaba pruebas nucleares, captó súbitamente una señal desconocida proveniente del espacio.
“Hicieron detecciones y las detecciones no venían de la tierra, venían de afuera, venían del espacio exterior”, dijo el investigador de la Universidad de Texas, Mario C. Díaz.
Todo eso se aclaró décadas después: eran ondas gravitacionales. Son explosiones extremadamente energéticas. Son millones de veces más poderosas que cualquier bomba atómica que se haya tirado nunca.
¿Y qué son las ondas gravitacionales? Fueron consideradas en la naturaleza por primera vez, por Albert Einstein en la Teoría de la Relatividad General, publicada en 1915.
Durante décadas se les aceptó como algo hipotético, que quizá sería posible. Se les interpreta así: como una especie de tela invisible extendida en el universo, que se curva por efecto de la gravedad de un astro deforma el espaciotiempo.
Fue hasta 2015, cuando la humanidad tuvo certeza de su existencia, y de paso le dio la razón a Einstein.
“El descubrimiento de las ondas gravitacionales viene a contribuir a todo un enriquecimiento del conocimiento del desarrollo de la astrofísica y del universo”, agregó Marío C. Díaz.
¿Cómo se detectaron las ondas gravitacionales? Gracias a un observatorio, llamado “Ligo”, que fue desarrollado por científicas y científicos de los Institutos Tecnológicos de Massachusetts y de California, el Mit y el Caltech. Desarrollaron dos detectores, que captan al mismo tiempo radiación gravitacional con láser.
Montados en Washington y Luisiana, a 3 mil kilómetros de distancia, cada uno tiene un par de túneles perpendiculares de cuatro kilómetros donde corre el láser. Las variaciones en sus espejos detectan las ondas gravitacionales.
“Que va y viene y rebota. Mirando el tiempo, midiendo el tiempo que tarda la luz ir y volver, puedo saber cuánto cambió la distancia. Esa distancia que están cambiando entre los espejos, me está diciendo cuál es la amplitud de la onda que está viniendo”, detalló.
Tardó 23 años en construirse, en 2015, hizo su gran anuncio: el hallazgo de las primeras ondas gravitacionales confirmadas, provenientes de dos agujeros negros masivos.
“Y sabemos que hay agujeros negros como todo lo que ha detectado ‘Ligo’, que son alrededor de 300 más o menos ahora. Y la masa son 20, 30, 40 masas solares, es el tamaño del Sol”, apuntó el investigador de la Universidad de Texas.