37 años del primer trasplante de corazón en México, ¿cuál es el panorama?
Aunque el trasplante es una alternativa médica, hay otra forma de ayudar a los pacientes con afecciones cardiovasculares.

El año 1988 fue decisivo para la ciencia médica mexicana. Se realizó el primer trasplante de corazón en el país.
La cirugía estuvo a cargo del cirujano Rubén Argüero Sánchez, en el Hospital General de La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Ciudad de México.
Desde entonces, la destreza y el conocimiento de las y los especialistas ha permitido mantener esta alternativa latente.
Eduardo Ayala, jefe de la Clínica de Insuficiencia Cardíaca del Hospital General de México, señaló que el número de trasplantes realizados es bajo.
“No rebasaremos los 100, realmente son muy pocos. Uno de los países que más trasplantan en el mundo es España y hay hospitales que solitos llegan a los 100 trasplantes en España”, indicó.

Lista de espera
De acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), de enero al 30 de julio de 2025, se han realizado 29 trasplantes de corazón en México.
En ese mismo periodo, la lista de espera era de 23 personas, entre ellas, 12 de menores de 20 años.
El trasplante es una alternativa médica, sin embargo, por fortuna, hay otra forma de ayudar a los pacientes con alguna afección cardiovascular.
“Los tratamientos son tan efectivos que llegan pacientes con 10 por ciento de expulsión y, al final de uno o dos años de tratamiento tienen 40 o 50, y a esto le llamamos fracción recuperada; eso va a retrasar el trasplante, probablemente lo requieran, pero mucho tiempo después”, explicó el especialista.
¿Cuándo se necesita un trasplante de corazón?
Eduardo Ayala explicó que puede considerarse como “normal” que el funcionamiento del corazón esté por arriba del 50 por ciento, pero cuando se encuentra por debajo del 40 su capacidad está deprimida.
Indicó que, en el caso de algunos pacientes, apenas llega al 10 o 12 por ciento, lo que quiere decir que el bombeo del corazón es apenas de una décima parte de lo que sería considerado como normal.

Cuando es inevitable, el tiempo apremia, mucho más si se dispone de un donante.
“Tenemos un tiempo muy cortito para hacer el trasplante, para pegar el corazón de alguna forma, tenemos cuatro horas y media desde que se toma hasta que ya está instalado en el paciente”, explicó Ayala.
Los riesgos no terminan con el corazón implantado. Tras la cirugía, el rechazo al nuevo órgano sigue siendo un gran desafío. Mientras la ciencia y la medicina avanzan, lo mejor es cuidar el corazón de cualquier daño o herida, incluyendo las que son de amor.