Con banderas negras del anime One Piece, jóvenes, en su mayoría de la llamada generación Z, marcharon este sábado desde el Ángel de la Independencia rumbo al hemiciclo a Juárez, en una manifestación marcada por consignas contra la violencia en todo el país.
“Es una manifestación pacífica que tiene el objetivo de visibilizar que como ciudadanía somos conscientes que México atraviesa una crisis de inseguridad que día con día está cobrando la vida de muchas personas mexicanas”, expresó Ana, manifestante.
Por su parte, el manifestante Leonardo “nosotros somos sociedad civil, sin ningún interés político, venimos a marchar de forma pacífica, no queremos desestabilizar, no queremos derrocar al gobierno actual, no queremos una revocación de mandato porque sabemos que no es la solución, queremos más bien alzar la voz porque sabemos que es un problema estructural”.
🚨 Ojo:
— Arturo Villegas (nueva cuenta) (@ArturoVill7) November 8, 2025
Están apareciendo grupos de jóvenes marchando en la CDMX, intentando adueñarse del movimiento Gen Z en contra del gobierno.
No se confundan: no marchan contra Claudia ni contra el régimen, son porros afines a Palestina, financiados por el ala más radical de Morena.
El… pic.twitter.com/YR8v8SOFxm
El contingente, conformado principalmente por jóvenes activistas, avanzó entre música, tambores y gritos de “no más violencia”, mientras las banderas con el símbolo del “sombrero de paja” se convertían en el emblema del día. Según contaron algunos asistentes, la elección de este emblema no fue casual.
“Esas banderas surgen con un contexto legítimo, lo vimos en nepal, pero el problema es que ha surgido aquí en méxico es que ha habido esta apropiación, entonces lo que queremos decir es, si ven alguna bandera de ese tipo no está mal, simplemente revisar que ideología tiene la persona que la porta”, explicó Leonardo, manifestante.
La jornada concluyó sin incidentes mayores, dejando imágenes inusuales: una marea de banderas de one piece mezcladas con carteles de denuncia social, en un ambiente que reflejó el ánimo de una generación que protesta, pero que también celebra su derecho a imaginar un país distinto.