Centenares de policías fueron desplegados este miércoles en la favela de Jacarezinho, en Brasil, para recuperar el control de ese territorio acechado por grupos criminales, donde en mayo pasado se ejecutó la operación policial más letal de la historia de Río de Janeiro. Desde muy temprano, mil 200 policías fuertemente armados irrumpieron en ese barrio de la “cidade maravilhosa”, considerada un bastión de la agrupación criminal Comando Vermelho, indicó la Policía Militar en Twitter.
El Gobierno del estado de Río empieza una recuperación del territorio en la comunidad de Jacarezinho. Comunidades aledañas también serán ocupadas”, afirmó la fuerza en uno de los mensajes, acompañados con fotografías y videos de uniformados vestidos de negro patrullando las calles.“Hasta el momento, la situación es de aparente tranquilidad y no se registran tiroteos entre bandas y las autoridades”, afirmó el portavoz de la Policía Militar, Ivan Blaz, a medios locales.
Era necesario que hiciéramos este trabajo de cerco y ahora nos toca buscar el cumplimiento de órdenes de búsqueda y captura y verificación de antiguos mandatos de prisión”, añadió Blaz.El megaoperativo forma parte del programa de Gobierno bautizado como Ciudad Integrada, para transformar las comunidades del estado de Río donde actúan bandas criminales y narcotraficantes, precisó el gobernador Cláudio Castro en Twitter.
Fueron meses elaborando un programa que cambie la vida de la población, llevando dignidad y oportunidad. Las operaciones de hoy son apenas el comienzo de un cambio que va más allá de la seguridad”, señaló.Castro, quien sostuvo que el sábado dará más detalles, dijo la semana pasada que la iniciativa diferirá de las de otras épocas, cuando las autoridades aplicaban una estrategia militar contra los grupos criminales. Expertos en seguridad y violencia cuestionan ese enfoque por sus pocos resultados y altas tasas de muerte. Jacarezinho, centro de la operación, fue escenario en mayo pasado de una controvertida y sangrienta incursión policial que dejó 28 muertos, entre ellos un uniformado. La acción policial se proponía desarticular una banda que reclutaba a niños y adolescentes para el tráfico de drogas, robos, secuestros y asesinatos. Organizaciones defensoras de derechos humanos la calificaron como la operación policial más mortífera en la historia de Río y denunciaron ejecuciones sumariales, que la ONU pidió investigar. Desde octubre pasado, dos agentes están siendo procesados ante la justicia por homicidio. El mandatario ultraderechista, Jair Bolsonaro, que ganó las elecciones presidenciales de 2018 con un discurso de mano dura contra la criminalidad, respaldó a los policías. Río de Janeiro, una icónica ciudad de playa con 6.7 millones de habitantes, es conocida por su historial de violencia.