El primer gran festival de cine del año arranca este jueves en Berlín con el firme propósito de abrir las puertas al público, a pesar de las críticas de medios locales por el miedo a contagios masivos del coronavirus.
La 72 edición de la Berlinale, un certamen que se vanagloria de abrir decenas de salas de cine en la ciudad y de vender miles de entradas cada año, ha recortado; sin embargo, su duración a seis días.
Y el aforo de las salas será reducido y con reservación obligada.
La noche de gala arranca con “Peter Von Kant”, la última obra del francés François Ozon, una especie de homenaje a la película “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant” de Rainer Werner Fassbinder.
Se prevén pocas estrellas en la Berlinale, algo que no preocupa excesivamente a sus organizadores, que por tradición apuestan por las películas controvertidas o con tono vanguardista, y muy poco por el cine comercial.
La francesa Isabelle Huppert, una actriz que se ha destacado por sus roles arriesgados o controvertidos, recibirá un premio por el conjunto de su carrera.
El jurado, que debe otorgar el tradicional Oso de Oro a la Mejor Película el próximo 16 de febrero, está presidido por el director indio Night Shyamalan, autor de obras como “Sexto Sentido” y “Viejos”.
Un total de 18 películas concurren en la competición oficial, entre ellas la española “Alcarrás“, de Clara Simón, “Un año, una noche“, del director español Isaki Lacuesta, sobre los atentados islamistas en París de 2015, y “Manto de gemas”, de la mexicana Natalia López Gallardo.
La Berlinale se celebró el año pasado totalmente en línea, un formato que fue decepcionante para la crítica y los aficionados.
El festival podría convertirse en una catástrofe si se convierte en un evento supercontagioso”, criticó el diario Berliner Morgenpost, mientras que el diario Die Zeit lo tildó de “irresponsable”.
“Solo cuando las películas son vistas por la gente, es cuando tiene pleno efecto esta cultura cinematográfica”, reivindicó la directora ejecutiva del certamen, Mariette Rissenbeek.