La jefa del Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, declaró este jueves que las autoridades están analizando aliviar algunas de las restricciones impuestas tras el repunte de casos de COVID-19, debido a que la población se encuentra preocupada y rechaza las medidas; sin embargo, aún no cuenta con un plan para disminuir la crisis provocada por la variante Ómicron.
Asimismo, Lam declaró en conferencia de prensa que las restricciones serían revisadas, no porque el número de casos haya disminuido, sino porque la tolerancia está acabando en las personas.
Habitantes de esta ciudad criticaron la falta de manejo y claridad en las acciones de Carrie Lam.
La quinta ola de coronavirus en Hong Kong provocó cerca de un millón de casos y 4 mil 600 muertos en menos de tres meses. Ese aumento exponencial se dio a pesar de que el centro financiero mantiene restricciones fronterizas desde el inicio de la pandemia y aplica duras medidas de distanciamiento social.
Tras la irrupción de la variante Ómicron en enero, la ciudad prohibió las congregaciones de más de dos personas, ordenó el cierre nocturno de bares y restaurantes e hizo obligatorio el uso de mascarillas incluso para actividades al aire libre.
La última restricción comenzó este jueves con el cierre de las playas.
“Algunas de nuestras instituciones financieras están perdiendo la paciencia con este aislamiento de Hong Kong. La parte más difícil de combatir el virus es que no podemos vaticinar lo que ocurrirá”, admitió Lam.
Hong Kong pasó los dos primeros años de la pandemia con un nivel bajo de contagios, apegada a la estrategia china de “cero COVID”, pero en las últimas semanas vivió escenas que recuerdan los inicios de la pandemia, con hospitales saturados y crecientes muertes de ancianos.
El pánico causado por los mensajes confusos y las nuevas restricciones provocó en febrero un éxodo de 65 mil 400 personas, locales y extranjeras.